La pregunta parece sencilla, pero tiene implicaciones profundas en el cuerpo de las mujeres.
- Ambas cirugías implican incisiones en casi las mismas áreas del cuerpo. ( )
La duda es común entre quienes han pasado por una cesárea y contemplan someterse a una abdominoplastia: ¿cuál de las dos intervenciones duele más?
Aunque ambas implican una incisión abdominal, las diferencias estructurales y funcionales entre ambas cirugías explican por qué la recuperación puede ser muy distinta y la sensación de dolor, distinta.
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¿Qué implican estas cirugías?
La abdominoplastia, según la Cleveland Clinic, es una cirugía estética diseñada para eliminar el exceso de piel y grasa en el abdomen. En muchos casos, también incluye la reparación de músculos abdominales separados, lo que contribuye a un dolor postoperatorio muy intenso.
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La clínica señala que es común experimentar molestias moderadas a severas durante la primera semana, especialmente al realizar movimientos como reír, estornudar o levantarse.
Por otro lado, la cesárea, aunque también requiere una incisión abdominal —en una ubicación similar—, tiene un propósito completamente distinto: el nacimiento de un bebé. De acuerdo con la Clínica Mayo, la mayoría de las pacientes permanece hospitalizada entre dos y cuatro días tras la intervención.
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Los especialistas indican que el dolor se controla eficazmente con medicación y tiende a disminuir de forma progresiva en las semanas posteriores. A diferencia de la abdominoplastia, la cesárea no implica reparación muscular ni una resección extensa de piel.

¿Cuál duele más?
Responder cuál de estas dos cirugías provoca más dolor no es sencillo, pero el cirujano plástico Bernard Beldholm, miembro del Royal Australasian College of Surgeons, ofrece una respuesta clara: la abdominoplastia suele generar un dolor más intenso que la cesárea, principalmente por la reparación de los músculos abdominales:

“(La abdominoplastia) es una reparación muscular completa que causa un dolor más profundo. Las pacientes lo comparan con una sensación de opresión intensa que puede durar semanas”,
La recuperación tras una abdominoplastia puede prolongarse hasta seis semanas, con restricciones importantes en movimientos cotidianos como mantenerse erguida, levantar peso o incorporarse sin ayuda.
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Aunque ambas son cirugías mayores que implican una incisión abdominal, la diferencia fundamental radica en su alcance: la cesárea, al estar orientada al nacimiento del bebé, evita procedimientos como la reparación muscular o la resección extensa de piel, lo que suele traducirse en una recuperación menos dolorosa.
En cambio, la abdominoplastia, al ser una cirugía electiva con fines estéticos, suele incluir la sutura de los músculos abdominales para tensar el abdomen, lo que provoca un dolor postoperatorio más profundo y prolongado.
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