19 feb 2025 , 11:55

Estos son los retos a los que se enfrentan las madrastras del siglo XXI

Las madrastras del siglo XXI enfrentan retos emocionales y sociales dentro de las familias enlazadas, un estigma y entorno social desafiante.

   

El auge de las familias enlazadas, formadas por parejas cuyos integrantes aportan hijos de relaciones anteriores, plantea retos especiales para la mujer que comparte su vida con el padre de dichos descendientes. Dos especialistas y a la vez madrastras modernas explican cómo afrontar estos desafíos.

“Probablemente existan muy pocos roles tan exigentes, contradictorios y mal considerados como el de la madrastra”, afirman las terapeutas familiares Berta Capdevila y Aina Buforn.

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Para ellas, ser madrastra implica un equilibrio complejo: “Quiere a los hijos de tu pareja como si fueran tuyos, ten paciencia y entiéndelos, pero no trates de ser su madre. Debes ser una adulta de referencia, pero no te corresponde poner límites”, aconsejan a quienes asumen este rol.

Según relatan, una madrastra puede enfrentarse a situaciones incómodas, como que le nieguen el acceso al colegio de sus hijastros solo por su condición de madrastra, algo que ellas mismas experimentaron.

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Un apoyo necesario

“Cuando una madre experimenta sentimientos difíciles hacia sus hijos, sabemos que necesita apoyo social y psicológico. De la misma manera, cuando una madrastra tiene dificultades con sus hijastros, no hay que castigarla, sino ofrecerle el apoyo adecuado”, destacan Capdevila y Buforn.

Las especialistas han creado el primer espacio de divulgación y acompañamiento para madrastras en España, además del pódcast Ser Madrastra, con una comunidad en línea de más de 7 000 integrantes.

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Las familias enlazadas son un fenómeno en crecimiento. Solo en España existen aproximadamente 800 000 de estos núcleos familiares, según cifras oficiales. Esta nueva realidad, derivada del aumento de separaciones y divorcios, impulsa la aparición de las madrastras modernas, mujeres que enfrentan retos prácticos, psicológicos y emocionales en su relación con su pareja y los hijos de él.

“La madrastridad moderna es un rol altamente exigente y, como primer paso, es necesario cambiar el estigma que acarrea por un buen sistema de apoyo profesional y social”, sostienen.

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Un estigma por superar

El primer gran reto es el estigma del término ‘madrastra’. “En nuestra sociedad, aún se mira con sospecha el rol de la madrastra porque se mantiene la creencia de que es algo asimilable a la madre, cuando en realidad son papeles distintos”, explican.

“Romper la imagen de la madrastra malvada y conseguir que te vean como la persona que eres es el primer escollo a superar”, recalcan. “La palabra madrastra’podrá gustarnos más o menos, pero es la que nos define dentro de la familia enlazada. Es fundamental perderle el miedo y apropiarnos de ella”, añaden.

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El desafío de la familia enlazada

El segundo reto es la transición de pareja a familia enlazada. “Tú solo querías tener novio y, de repente, formas parte de una estructura familiar compleja”, comentan. Para ellas, es crucial mantener la chispa en la relación de pareja y encontrar un equilibrio en la nueva dinámica. “Es un ajuste que requiere tiempo, paciencia y expectativas realistas”, enfatizan.

Advierten sobre la idealización de la familia perfecta: “El esfuerzo y el cariño no siempre convierten a la familia enlazada en una familia tradicional. Hay que aceptar la situación y construir relaciones genuinas”. Recomiendan reservar tiempo de calidad para la pareja. “Nos enfocamos en los niños y olvidamos que la relación adulta también necesita cuidados. Si la pareja está bien, el bienestar de todos mejora”.

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Un entorno social desafiante

El tercer gran reto es el entorno social de la madrastra dentro de la familia de su pareja. “Te sientes como la bruja mala; no sabes cómo comportarte y, además, te enfrentas a una red de relaciones que desconoces”, detallan.

“El entorno social muchas veces no sabe cómo tratarte y te juzga según tu desempeño familiar. En ese afán por agradar, muchas madrastras intentan alcanzar un nivel de perfección inalcanzable”, advierten.

Para Capdevila y Buforn, la clave está en evitar vivir según las expectativas ajenas. “Ser madrastra implica un cambio de mentalidad. No estás aquí para gustar a los demás. Estás por amor y para ser feliz. Nunca debes perder eso de vista”, concluyen.

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