El síndrome del corazón roto, una condición real que afecta más a las mujeres

El corazón y las emociones están profundamente conectados. Si bien en la literatura el término corazón roto simboliza tristeza o angustia debido a factores externos como la soledad, la pérdida o las relaciones fallidas, en un sentido literal solemos pensar que el corazón no puede romperse como órgano.

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Lo cierto es que el corazón roto no es un mito. Esa figura poética, según los especialistas, se refiere a una miocardiopatía real que ocurre cuando una persona experimenta emociones intensas. Así como el amor influye en las emociones, estas también juegan un rol fundamental en esta condición cardíaca.

De acuerdo con un artículo de UTSouthwestern, a menudo se trata a pacientes con afecciones físicas asociadas al síndrome del corazón roto. Este síndrome también se conoce como miocardiopatía de Takotsubo y fue descrito por primera vez en Japón en 1990. En este síndrome, el ventrículo izquierdo del corazón se debilita repentinamente, lo que afecta su capacidad para bombear sangre al resto del cuerpo.

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Según un artículo científico publicado en 2018, esta afección afecta entre 15 y 30 personas por cada 100 000 al año. Uno de los datos más sorprendentes es que este síndrome afecta principalmente a mujeres, en especial aquellas en la etapa posmenopáusica, con una edad promedio de 70 años. Solo una pequeña proporción de los casos corresponde a mujeres jóvenes. De acuerdo con los informes clínicos, estos episodios suelen presentarse después de un evento estresante.

Los pacientes con síndrome de corazón roto experimentan síntomas similares a los de un infarto, como dolor u opresión en el pecho y dificultad para respirar. Muchos lo confunden con un ataque cardíaco, pero al ser evaluados, se dan cuenta de que no hay ninguna obstrucción cardiovascular.

Aunque las causas de esta afección no se conocen completamente, algunos especialistas las atribuyen a emociones intensas, como la muerte de un ser querido, un evento traumático o situaciones que generan preocupación. Algunos factores de riesgo asociados a este síndrome incluyen ansiedad, depresión, trastornos por abuso de sustancias, asma o enfermedades respiratorias o pulmonares crónicas obstructivas.

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