Las mujeres utilizaron nuevos elementos durante las marchas para exigir sus derechos
Con pancartas y cánticos, las manifestantes recorrieron las principales calles de Quito, Guayaquil y otras ciudades del país.
Las marchas del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, han trascendido la protesta tradicional para convertirse en un espacio de expresión donde el cuerpo, la voz y la imagen construyen discursos de lucha.
Hoy, en su piel escribieron lo que sienten y sus gargantas para gritarle al mundo su rechazo a la violencia.
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En Quito
Colocaron fotografías de mujeres víctimas de femicidio y caminaron con sus demandas en alto, algunas bordadas a mano, con palabras como justicia, resistencia y memoria.
Mujeres indígenas, con hierbas medicinales y sahumerios, exigieron respeto por la vida.
El teatro también tuvo su espacio con representaciones de mujeres que han luchado históricamente por la igualdad, entre ellas, Dolores Cacuango, lideresa indígena.
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Muchas asistieron junto a sus madres, hermanas, hijas, porque marchar también es un legado. El espacio alcanzó para la música.
En Latacunga
La exigencia fue la misma: respeto, igualdad y seguridad.
Algunos mensajes se han convertido en consignas recurrentes, mientras otros buscan romper la repetición con ironía y provocación.
Un cartel decía: "Quiero brillar sin miedo a ser la próxima." Otro, en letras firmes: "Mi mamá tiene derecho de volverme a ver." También resonó la frase: "Nuestro grito viene de un corazón cansado de vivir con miedo."
Frente a la Gobernación de Cotopaxi, cuatro mujeres presentaron un performance donde dramatizaron casos de violencia contra mujeres que siguen sin resolverse en el país.
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La escena, cruda y real, recordó que la lucha sigue.
En Guayaquil
La marcha terminó, pero el eco de sus pasos sigue retumbando. Las pancartas se bajaron, pero las exigencias quedan. Volvieron a sus casas, pero no al silencio.
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