Sesenta años después de su debut profesional, Universidad Católica rompió su maleficio, venció a Liga de Quito en la final de la Copa Ecuador y conquistó el primer título de su historia
-
José Fajardo celebra el tercer tanto de la U Católica en la final de la Copa Ecuador ante Liga de Quito.( )
Hay títulos que se festejan. Y hay otros que se sienten como un acto de justicia. El de Universidad Católica pertenece, sin discusión, a este último grupo. Sesenta años después de su debut profesional, el Trencito Azul rompió el maleficio que tantas veces lo había dejado a las puertas de la gloria y, por fin, puede llamarse campeón del fútbol ecuatoriano.
La final de la Copa Ecuador no solo significó un trofeo: fue la confirmación de una identidad que, esta vez, resistió la presión del momento decisivo.
Católica venció 3-2 a Liga de Quito, un rival con historia, peso continental y oficio en finales, y lo hizo sin esconderse, jugando, compitiendo y sosteniendo la ventaja cuando el reloj y los fantasmas del pasado amenazaban con pasar factura.
Durante años, al equipo camaratta se le reprochó caer cuando el margen de error era mínimo. Esta vez ocurrió lo contrario. Supo absorber los golpes, reinterpretar el partido y golpear en los momentos justos.
El potente remate de Mauricio Alonso abrió el camino; Gregory Anangonó (con un golazo de media cancha) y José Fajardo terminaron de escribir una historia que ya no admite asteriscos. Incluso el descuento agónico de Kevin Minda no alteró el desenlace: el tiempo ya no alcanzó para que Liga encontrara la épica que tantas veces la salvó.
Este título también habla de liderazgo en la cancha. Católica soportó la presión de nombres como Lisandro Alzugaray, Fernando Cornejo o Jeison Medina, y recuperó el control desde el mediocampo con Jerónimo Cacciabue y el propio Alonso, símbolos de un equipo que entendió que las finales no se juegan, se gestionan.
Del otro lado, el contraste es inevitable. Liga de Quito cierra un año más amargo que dulce. Llegar a semifinales de Copa Libertadores no es menor y merece reconocimiento, pero el balance global es inapelable: sin LigaPro y ahora sin Copa Ecuador, el Rey de Copas termina la temporada sin títulos. Para un club acostumbrado a levantar trofeos, el 2025 deja más preguntas que celebraciones.
Universidad Católica, en cambio, no solo levantó su primera copa: se liberó. Se sacó de encima el estigma, confirmó que puede competir hasta el final y, de paso, aseguró su lugar en la Copa Libertadores 2026. El fútbol, caprichoso tantas veces, decidió esta vez ser justo.
El Trencito Azul ya no es el equipo que “jugaba bien pero no ganaba”. Desde este jueves, es campeón. Y eso, en el fútbol, lo cambia todo.
Recomendadas