Cuatro días después del atentado con coche bomba, el comercio y la vida nocturna intentan reactivarse bajo estrictas medidas de seguridad.
Cuatro días después del atentado con coche bomba en Guayaquil, el movimiento comercial y nocturno de la zona afectada comienza a reactivarse, aunque bajo una fuerte presencia policial y privada. Un equipo de Ecuavisa recorrió varios puntos de la ciudad, como el Malecón 2000 y Urdesa, donde se mantienen patrullas y controles de seguridad.
En la avenida Joaquín Orrantia, en el norte de la ciudad, la rutina intenta recuperarse poco a poco tras el ataque ocurrido el martes 14 de octubre. El tránsito ya fue rehabilitado, pero el movimiento sigue siendo menor de lo habitual para una noche de viernes.
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En los alrededores del centro comercial Mall del Sol, cerca de donde ocurrió la explosión, los transeúntes caminan con cautela entre patrullas, cintas policiales y vigilancia reforzada. Guardias privados con fusiles custodian el lugar, mientras la Policía Nacional mantiene recorridos constantes. Aun así, el ambiente, dicen los vecinos, sigue siendo tenso.
"Me siento inseguro, con bastante miedo, pero por trabajo me toca salir. Hay menos flujo de personas, claramente", comenta Yandry Jiménez, ciudadano que transitaba por la zona.
El carril que bordea el edificio donde ocurrió la explosión continúa cerrado. Dentro del centro comercial, los negocios están abiertos, aunque con menor concurrencia y un ambiente más silencioso de lo habitual.
"Sí noté un poquito menos de afluencia. Supongo que las personas aún están preocupadas... pero no podemos detenernos. Hay que continuar a pesar del riesgo", afirma Brian Ponce.
La misma sensación se repite en otros puntos de la ciudad. En el Malecón 2000, uno de los principales atractivos turísticos de Guayaquil, las luces permanecen encendidas, pero el movimiento es escaso. En la avenida 9 de Octubre, agentes metropolitanos patrullan calles casi vacías.
En Urdesa, pese al refuerzo policial y los controles vehiculares, el flujo de personas también es bajo. Algunos locales prefieren cerrar temprano y los comerciantes evitan dar declaraciones por temor. "Antes esto pasaba abierto hasta las 10 o 12 de la noche, pero ahora los locales cierran más temprano, incluso los sábados", contó un cuidador de autos.
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Según la Asociación de Centros Nocturnos del Guayas, la actividad en bares y discotecas se ha reducido en un 60 % debido a la inseguridad, una situación que, aseguran, está apagando la vida nocturna de Guayaquil. "Estamos trabajando solo para pagar el arriendo, sin ganancias. Tratamos de mantenernos, pero en realidad no estamos viendo nada de ingresos", dijo Ernesto Vásquez, representante del gremio, quien precisó que de los 160 locales afiliados, al menos 50 han cerrado.
Así transcurrió la noche de este viernes en Guayaquil: con calles casi vacías, locales con menor afluencia y una ciudad que, aunque sigue de pie, vive con más precaución.
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