Los cortes de agua son comunes en Quito y no hay un plan de contingencia ante esa amenaza
La última emergencia registrada, en seis parroquias del sur de Quito, es una muestra de que la capital es proclive a sufrir racionamientos del líquido vital, pero las autoridades no cuentan con un plan concreto para afrontar este tipo de amenazas
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Las familias se abastecieron del líquido vital que se distribuyó en tanqueros. ( )
Está previsto que la reactivación del servicio de agua potable, en seis parroquias urbanas del sur de Quito, comience este domingo 20 de julio de 2025 y se normalice en su totalidad hasta las 13:00 del próximo martes, indicó el Municipio. Desde la tarde del pasado jueves se comenzó a instalar la nueva tubería que reemplazó al tramo dañado de la línea de conducción Mica – Quito Sur, en el páramo del Antisana que abastece del líquido vital a una parte del sur capitalino.
Miles de familias de 220 barrios no tuvieron servicio en más de una semana. "Enfrentamos la emergencia de agua más grande en la historia de Quito", manifestó el alcalde Pabel Muñoz en una rueda de prensa, apuntando a que removieron al menos 180 mil metros cúbicos de tierra, lo que equivale a unas 18 mil volquetas llenas.
Dirigentes barriales y concejales entrevistados por Ecuavisa.com coinciden en que esta última emergencia es una muestra de que en la capital no hay un sólido plan de contingencia para mitigar las afectaciones producidas por los racionamientos de agua, los cuales cada vez son más frecuentes. Por ejemplo, en 2024 cuando hubo el estiaje y los apagones, se dieron cortes programados debido a la sequía y la baja disponibilidad del recurso hídrico. Las autoridades implementaron medidas para evitar una crisis mayor en el suministro, que afectó a vecindarios del centro y sur.
Lo mismo ocurre en los barrios altos todos los años. En enero de 2022, hubo carencia de agua en sectores abastecidos por la Planta El Troje, por un fuerte incremento del consumo. Los cortes afectaron a las parroquias de Guamaní, La Ecuatoriana, Turubamba, Quitumbe y Chillogallo, con suspensiones de servicio de siete horas cada cinco días. La Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps) implementó un calendario de racionamientos y realizó estudios para ampliar la capacidad de la planta.
La problemática continuó, en enero de 2023, y en el Municipio ya se habló de que estaban en marcha los estudios para la ampliación de la capacidad de procesamiento de 750 litros por segundo a 1 700 l/s, con una inversión superior a los USD 600 000. Ante estos escenarios que son comunes en Quito -para el concejal Andrés Campaña Remache- se requiere una política ambiental de resiliencia frente al cambio climático con un fuerte componente de prevención.
Además, una planificación que ayude a disminuir los efectos de los racionamientos. A su juicio, los principales sistemas de abastecimiento del líquido vital funcionan de forma independiente y se debe buscar una alternativa para interconectarlos.
Lo último que pasó, en las seis parroquias del sur capitalino, es una muestra de que Quito no está preparada para largos racionamientos del suministro del recurso vital. "Tengo que reconocer de que se ha hecho un enorme esfuerzo sobre la marcha para abastecer de agua, pero el día que comenzó el problema, el pasado 9 de julio, apenas teníamos 17 tanqueros". Luego, de a poco, se fueron incrementando hasta superar los 80 y con la ayuda de entidades.
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El edil Wilson Merino afirma que las autoridades, en la capital, deben ya comenzar a planificar la construcción de un sistema de interconexión. Coincide en que no hay un plan de prevención ante los cortes de agua. "Nosotros, como Quito, siempre hemos sido muy reactivos, siempre estamos detrás de la tragedia, somos buenos apagando incendios, pero somos malísimos para prevenirlos. Eso ha sido una constante en nuestra historia. Lo mismo sucede ahora".
Afirma que en los sectores de Alangasí y La Merced se reportan continuamente problemas en el abastecimiento. Por eso, reitera que la solución es interconectar los sistemas. "El cambio climático es una realidad, lo cual implica hacer una evaluación de los riesgos y poder generar infraestructura o inversiones de contingencia".
Cristopher Velasco es catedrático y vocero de la Asociación de Profesionales en Gestión Riesgos del Ecuador. Afirma que una de las ventajas de Quito es que cuenta con Epmaps que es uno de los referentes más importantes del país y hay una sólida institucionalidad para afrontar las emergencias como la actual.
Con esa base, el experto afirma que Agua Potable de Quito sí tiene un plan de respuesta para la cuestión de acontecimientos por fenómenos naturales que ha sido generado en la época de Othón Zevallos cuando fue gerente de esa institución. "Ahora, por más que tengamos el plan (de contingencia), estamos viviendo unos efectos de la variabilidad climática muy importantes".
A su juicio, no se puede pensar que hay una falta solamente de previsión por parte del Gobierno Local, sino que no hay una claridad sobre una política pública nacional sobre los temas de cambio climático.
De su parte, Isabel Vargas, presidenta de la Confederación de Barrios de Quito, afirma que la falta de un plan de contingencia es tan evidente que los tanqueros no llegan a todos los sectores afectados, principalmente a los de difícil acceso. "Están tomando agua de las vertientes, lo cual puede desencadenar en una crisis de salud". Otro problema es que, al momento que la gente sale para abastecerse de líquido vital en los tanqueros, en horas de la noche y madrugada, los ladrones aprovechan para asaltarles.
También se han dado peleas o riñas entre los vecinos en las que incluso se utilizaron armas blancas. Ocurrió en el barrio Lucha de los Pobres. "Se debe exigir que la entrega de agua sea todos los sectores (...) Insistimos en que haya garantías de la Policía Nacional porque no hay seguridad, las familias son vulnerables".
Coincide en que no hay planes de emergencia ni preventivos para salvaguardar el agua. Pidió a la ciudadanía que utilice responsablemente el líquido vital.
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Irresponsabilidad de la gente en el consumo
Cada año se reporta un incremento desmedido en el consumo de agua por la población. La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea un consumo de 100 litros diarios por persona, pero en la capital se llegó a un promedio de 188,95, el año pasado. Por lo tanto, es necesario utilizar el líquido vital responsablemente para evitar cortes.
Datos de Epmaps refieren que el agua se gasta de forma significativa y dispendiosa, en los últimos 14 años. En 2010, cuando Quito tenía 2,2 millones de habitantes, se consumía un promedio de 156,9 millones de metros cúbicos (m3). En 2024, con 2,6 millones de pobladores, se disparó a 180,5 millones de m3, con corte de julio de 2023 a agosto de 2024.
Seis años atrás, en 2018, el promedio se encontraba en 178,3 millones de metros cúbicos. Lo más preocupante es que entre la gente continúan las malas prácticas. Uno de los casos que más llamó la atención ocurrió el pasado 16 de julio cuando la Agencia Metropolitana de Control (AMC) descubrió a un ciudadano lavando su vehículo en el espacio público, haciendo uso del agua distribuida en un punto de abastecimiento municipal destinado exclusivamente al consumo humano, en medio de la crisis del agua en seis parroquias.
Ocurrió en el barrio La Venecia 1, sector Caupicho, en donde los inspectores solicitaron al infractor que desistiera. Sin embargo, el hombre desobedeció a la advertencia y continuó, por lo que fue sancionado. Lavar carros en el espacio público constituye una contravención de primera clase, de acuerdo al Código Municipal, sancionada con una multa del 20% de un salario básico unificado.
Esta infracción adquiere mayor gravedad al haberse cometido en un contexto de emergencia, cuando el recurso hídrico debe ser utilizado con responsabilidad y solo para cubrir necesidades básicas.
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