19 feb 2025 , 18:36

¿Qué pasará si la salud del Papa empeora? Las opciones ante la enfermedad

Francisco, hospitalizado por una neumonía bilateral, sigue en funciones, pero ha dejado en claro cuáles serían sus pasos en caso de agravamiento de su estado de salud.

   

El Papa Francisco, de 88 años, sigue hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma tras ser diagnosticado con neumonía bilateral. A pesar de la gravedad de su cuadro, continúa ejerciendo su cargo desde su habitación en la décima planta del hospital.

Esta situación ha vuelto a abrir el debate sobre el futuro del pontífice y las opciones que tiene ante su enfermedad, un tema que él mismo ha abordado en varias ocasiones.

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Francisco sigue al mando de la Iglesia desde el hospital

El Papa mantiene el control de la Iglesia católica, aunque su estado de salud lo obliga a guardar reposo absoluto. Desde su ingreso el viernes 16 de febrero, ha seguido firmando documentos y manteniendo reuniones con sus secretarios personales.

No es la primera vez que Francisco enfrenta problemas de salud. En sus 12 años de pontificado, ha sido sometido a diversas intervenciones médicas, incluida la extirpación de una parte del colon y una operación de hernia abdominal.

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A pesar de su estado actual, el Papa ha dejado claro que no tiene intención de renunciar fácilmente. "Se gobierna con la cabeza, no con la rodilla", dijo en el pasado al referirse a sus problemas de movilidad que lo han obligado a usar silla de ruedas.

Sin embargo, su hospitalización ha obligado a delegar algunas funciones, como la audiencia jubilar del sábado, que será presidida por el arzobispo Rino Fisichella.

¿Puede el Papa renunciar por motivos de salud?

Aunque Francisco ha manifestado su intención de seguir adelante con su labor, también ha respaldado la opción de la renuncia, algo que Benedicto XVI hizo en 2013, convirtiéndose en el primer Papa en renunciar en más de 600 años.

En 2022, Francisco reveló en una entrevista que ya había firmado su renuncia en caso de que sufra un "impedimento médico irreversible". "Yo ya he firmado mi renuncia", afirmó en esa ocasión, explicando que el documento fue entregado al cardenal Tarcisio Bertone, aunque no sabe a quién se lo entregó posteriormente.

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Sin embargo, no ha especificado qué tipo de impedimento justificaría su renuncia, ni quién tomaría la decisión en ese caso.

Según el Derecho Canónico, un Papa puede renunciar, siempre que lo haga voluntariamente y de manera formal, sin necesidad de que su renuncia sea aceptada por ninguna autoridad.

¿Qué pasaría si el Papa no puede seguir gobernando?

A diferencia de otros líderes mundiales, el Papa no tiene un sustituto en caso de enfermedad grave o incapacidad para gobernar. La Iglesia católica es una monarquía absoluta, y el poder del Pontífice es "supremo, pleno e inmediato".

Esto significa que no existe un mecanismo claro en caso de que un Papa caiga en estado de coma o sufra una enfermedad neurodegenerativa que le impida gobernar.

Sin embargo, la gestión de la Iglesia sigue funcionando a través de la Curia Romana, la cual administra los distintos ministerios y tribunales bajo la autoridad del Pontífice.

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A diferencia de sus predecesores, Francisco no cuenta con una mano derecha visible. Juan Pablo II tenía a Stanislaw Dziwisz y Benedicto XVI a Georg Gänswein, pero Francisco ha optado por un estilo de gobierno más descentralizado.

En caso de fallecimiento: ¿Qué ocurre con la Iglesia?

Francisco ya ha dejado claras instrucciones sobre su funeral. Desea que sea más sencillo que los de sus predecesores y ha dispuesto que su cuerpo no sea exhibido en un catafalco en San Pedro, sino colocado directamente en un ataúd.

Además, ha expresado su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María La Mayor en Roma, en lugar de en la cripta vaticana, donde descansan la mayoría de los pontífices.

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En caso de fallecimiento, la Iglesia entraría en "sede vacante", y el gobierno de la Santa Sede quedaría en manos del cardenal camarlengo, actualmente Kevin Joseph Farrell. El cónclave se reuniría para elegir a su sucesor, siguiendo el protocolo establecido en la Constitución Apostólica "Universi Dominici Gregis" de 1996.

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