27 may 2023 , 07:12

Un monstruo de mil cabezas: caen cabecillas, pero las bandas de narcotráfico siguen operando en Ecuador

En lo que va del año, la Policía Antinarcóticos ha detenido a más de 4 000 personas por tráfico interno e internacional de drogas. Esto es lo que advierten los expertos.

En Ecuador, se ha vuelto cada vez más común, los grandes anuncios de la Policía Nacional al detener a los denominados cabecillas o capos del narcotráfico.

Tal fue el caso, en 2022, de Leandro Norero, alias El Patrón, quien fue detenido con varios lingotes de oro y siete millones de dólares en efectivo, se decía que era financista de bandas narcodelictivas, como: Los Tiguerones, Los Lobos, y Lagartos. Meses después fue asesinado en la cárcel de Latacunga; esas organizaciones continúan operando en distintas provincias del país.

Después de él, otros "objetivos de alto valor" también fueron capturados, como: Antonio Portocarrero, alias Chugo Porto, o Wilder Farfán, alias Gato Farfán. Ambos fueron detenidos en el exterior.

De hecho, en lo que va del año, según datos de la Policía Antinarcóticos, 4 761 personas han ido a prisión por tráfico de drogas, de esas, el 4% (146 personas) por tráfico internacional. El 96% restantes serían microtráficantes.

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Pero, ponerlos tras las rejas ¿es suficiente? Expertos en seguridad opinan que aunque es un buen camino, no es del todo la solución.

¿Qué pasa cuando un cabecilla es capturado?

El analista en seguridad, Fernando Carrión, explica lo que sucede cuando los cabecillas de alguna banda son capturados, "ocurren dos escenarios: un conflicto interno por ver a quién lo reemplaza, lo que puede producir violencia en las calles, el otro escenario es que se forman fragmentos", detalla.

En Ecuador han ocurrido los dos. El mejor ejemplo de ello son Los Choneros, banda que mantenía el control hegemónico de las cárceles del país, hasta que el 28 de diciembre de 2020, asesinaron a su cabecilla máximo, Jorge Luis Zambrano, en la ciudad de Manta.

A partir de allí, el mando lo tomaron José Macías Villamar, alias Fito, y Junior Roldán, alias JR, asesinado recientemente en Colombia, fue entonces cuando bandas emergentes buscaron también tener el control. En esa fragmentación se formaron Los Lobos que captaron otras organizaciones como los Lagartos, y los Tiguerones que inicialmente también eran parte de Los Choneros.

Este segundo escenario, el de la fragmentación, dice Carrión, le conviene a las mafias internacionales también conocidos como holdings, en estos figuran cárteles tales, como: el de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación, "les interesa tener un vínculo con locales para que cumplan con tareas específicas, como: trasladar la droga de un lugar a otro, brindar seguridad, y eso pueden hacer con estructuras pequeñas, porque las grandes terminan teniendo conflictos con las estructuras internacionales".

Atacar sus economías ilegales

La captura de los capos es una acción acertada, opina el analista Carrión. Pero no es lo único necesario. Lorena Piedra, analista de seguridad y docente, agrega que es clave trabajar en la inteligencia económica, es decir, "hay que bloquear desde el lado económico, bloquear el flujo de dinero que les llega a las organizaciones criminales".

Un caso que podría reflejar la falla de ello es el de Enrique Antonio Portocarrero Castillo. En 2022, fue detenido en el Aeropuerto de Barajas, en Madrid, España, por el delito de narcotráfico. En Ecuador era considerado financista de bandas narcodelictivas, entre esos, Los Choneros.

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Tal como reveló este medio, aunque desde 2019, Portocarrero habría sido observado por la Unidad De Análisis Financiero Y Económico (Uafe) y calificado como persona de alto riesgo financiero, él pudo constituir empresas de transporte, belleza y seguridad sin mayores complicaciones.

De hecho, en el país no tienen ningún proceso judicial pendiente, y así, los bienes a su nombre, entre esos, una gasolinera en Atacames continúan operando sin ser investigados.

Por otro lado, Piedra añade que la detención de los cabecillas, "tiene sentido si es que va a servir para cortar las redes que tiene para manejar la organización criminal", pero en el contexto ecuatoriano, dentro de los centros de privación de libertad no existe tal restricción, como ejemplo, nuevamente, Los Choneros, pues pese a que sus cabecillas estaban detenidos desde 2012 y 2010, la banda seguía operando:

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"Entran a una cárcel y siguen manejando la organización hasta más cuidados de lo que estarían afuera, entonces, no tiene muchos efectos", señala la analista de seguridad.

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