27 jul 2023 , 13:50

¿Cómo se convirtió Manta en una de las primeras ciudades de Ecuador en ser vinculada al narcotráfico?

A inicios del 2000, Manta empezaba a escalar en cifras como una de las ciudades más violentas del país.

Manta aún no termina de llorar a su alcalde y las preguntas en torno a su muerte siguen siendo incontables, ¿a quién le interesaba sacar del camino a Agustín Intriago?

El joven político de apenas 38 años llevaba pocos meses de ser reelecto para un segundo período al que llegó con un alto nivel de respaldo en las urnas de las Elecciones Seccionales del 5 de febrero de 2023.

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Cuatro días después de la inesperada muerte de Intriago que ocurrió el domingo 23 de julio en medio de un recorrido habitual de verificación de avances de obras, las interrogantes sobre las causas de su muerte aumentan.

Varias personas del círculo cercano al alcalde han mencionado fuera de micrófonos que la visita al sector donde ocurrió el criminal atentado no estaba incluido dentro de las actividades de ese día. Ahora hay varias sospechas, teléfonos incautados, un detenido y teorías efímeras que no aclaran el panorama, mientras avanzan las investigaciones.

La Comandancia de la Policía en Manabí ha confirmado que el alcalde contaba con resguardo policial porque había recibido amenazas. Que existen denuncias en la Fiscalía sobre esto, pero no se ha podido precisar las causas exactas, o los posibles responsables.

Mucho se ha dicho sobre el antecedente de la ciudad que administraba Intriago que es una de las primeras, o la primera ciudad ecuatoriana en haber sido un eslabón importante del negocio de la droga.

Los Queseros versus los Choneros, el origen de la violencia

Pero vamos más atrás. Para inicios del año 2000, Manta empezaba a escalar en cifras como una de las ciudades más violentas del país. Los crímenes superaron los 100 al año y eran números alarmantes.

Los hechos, una marcada rivalidad entre dos pequeñas bandas: Queseros y Choneros, que se disputaban los robos y las extorsiones en esa ciudad, pero también la distribución en las calles de mínimas cantidades de droga como marihuana y algo de cocaína, es decir, un precario microtráfico que hasta entonces no encendía las alertas de las autoridades, más allá de lo mediático localmente.

Y aunque Ecuador veía lejos el convertirse en un país vinculado directamente al negocio de la droga, en el contexto de lo que podría venir, Estados Unidos ya había puesto los ojos en este país.

Para 1998, en un convenio firmado con Washington por parte del expresidente Jamil Mahuad, le otorgaba a los estadounidenses la autorización para instalar justamente en Manta una base aérea denominada Puesto de Avanzada del Comando Sur de EE.UU. o FOL por sus siglas en inglés. Las instalaciones de inteligencia con línea directa a Florida tenían, entre otras tareas, vigilar los cielos con aviones espías.

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Y así, desde esa ciudad costera de Manabí se informaba sobre lo que ocurría en Colombia, Venezuela, Perú, el Pacífico y Centroamérica en relación al tráfico de estupefacientes. Su ubicación estratégica permitió las capturas de barcos con droga, pero en esos primeros años también se detectaron barcos de pesca con emigrantes que salían de Ecuador en el peor éxodo migratorio de la historia, tras lo que fue el feriado bancario de 1999.

Pero la base militar de los Estados Unidos duró relativamente poco. En el año 2009, cuando Rafael Correa llegó al poder, cumplió su promesa de campaña del 2006 que ejecutó gracias a la Constitución de Montecristi en la que se incluyó la prohibición de bases militares dentro del territorio ecuatoriano, lo que ocasionó la ruptura del acuerdo firmado en el 98.

De regreso a lo que pasaba en las calles de Manta, ya para 2006, varios medios nacionales reportaron un incremento de los violentos asesinatos registrados en Manabí. Los responsables tomaban protagonismo en los principales titulares que tenían en zozobra principalmente a Manta, Portoviejo y Chone.

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La banda de los Queseros, que estaba liderada por Carlos Cedeño Vera alias el Quesero, se enfrentaba a los Choneros que tenían como jefe a Jorge Bismark Véliz España, alias el Teniente España o el Chonero, quien fundó la organización delictiva en la década de los noventa en referencia a su lugar de origen, Chone. Junto a él, ya por esos días figuraba alias Rasquiña, para entonces desconocido por las autoridades que lo identificaban solo por el apodo y como el tercero al mando de la banda criminal.

Hay que recordar que Rasquiña, quien se llamaba Jorge Luis Zambrano González, fue el que terminó liderando la organización delictiva hasta el día de su muerte, a los pocos meses de obtener, de forma cuestionable, la libertad en 2020.

Alias JL, como también era conocido el delincuente, fue escalando tras la muerte de Bismark Véliz, quien cayó abatido en un enfrentamiento con sus rivales, cerca de Santo Domingo en 2007, y quien se hizo visible cuando comenzó a controlar parte del tránsito de la cocaína colombiana que circulaba por Manabí.

Pero la guerra entre ambas bandas, Choneros y Queseros, que día a día sumaba nuevos integrantes, se generó principalmente por dominar el territorio con respecto a robos a vehículos, locales comerciales y secuestros que habían crecido en forma alarmante en la ciudad portuaria que para entonces no llegaba a los 200 mil habitantes.

Sin embargo, fuentes policiales de la época revelaron que integrantes de los Queseros asesinaron a la esposa de alias el Teniente España en un intento de ejecutar al líder de los Choneros y eso detonó la guerra.

Los delincuentes rápidamente ganaron espacio ante la poca respuesta policial que no estaba familiarizada con el accionar de estas estructuras delictivas, que ya empezaban a introducir la modalidad del sicariato en las calles de Manabí para acabar con sus rivales y adueñarse del negocio. Con esto, finalmente abrieron las rutas de la droga desde Ecuador para los cárteles colombianos.

Con su territorio ya expandido, han alcanzado áreas más allá de Manta, extendiéndose hacia Santo Domingo y posteriormente a las provincias de Los Ríos y Guayas. Desde estas últimas, lideran las operaciones dentro de las cárceles, ofreciendo ahora sus servicios a los cárteles mexicanos, quienes suministran las armas para la guerra que se disputa en las calles.

Los Choneros al mando de alias Rasquiña

A la muerte de su fundador, Jorge Bismark Véliz España, esta organización delictiva es tomada por Jorge Luis Zambrano González, alias Rasquiña, quien se convierte para 2010 en uno de los principales objetivos del gobierno en términos de seguridad y del control del negocio de la droga.

En 2011, los Choneros ya dominaban las rutas y el manejo total de la logística para recibir la droga desde Colombia y sacarla hacia Centroamérica y Estados Unidos. El secreto mejor guardado de esta organización era tener como aliado a uno de los mayores narcotraficantes ecuatorianos hasta entonces desconocido para las autoridades ecuatorianas, lo apodan alias Gerald, pero su verdadero nombre es Washington Prado Álava, oriundo de Manta e hijo de un humilde vendedor de plátanos de esa ciudad.

Periodistas manabitas entrevistados para la elaboración de este reportaje explican la importancia de esta alianza. Porque al ser alias Gerald el principal exportador de droga del país que surgió a principios de los 2000 como un lanchero que llevaba droga desde Jaramijó son los Choneros los que ponen cara al negocio y sobre todo el brazo armado a cambio de grandes sumas de dinero y poder para que Prado siga con bajo perfil,

Incluso, cuando los principales líderes de los Choneros son detenidos en el año 2011, la estructura se mantuvo y el negocio prosperó en medio de una aparente calma que se rompe en 2017 cuando Washington Prado, hoy de 40 años, fue capturado en Colombia y posteriormente extraditado a Estados Unidos en febrero de 2018.

El narco mantense fue acusado del envío de más de 250 toneladas de cocaína durante 2016 y 2017, usando una flota de lanchas rápidas a través del Océano Pacífico, según explicó el gobierno colombiano y la Fiscalía de ese país.

Con el vacío dejado por alias Gerald, los Choneros a cargo de Jorge Luis Zambrano, José Adolfo Macías Villamar y Junior Roldán, desde la prisión, se hicieron cargo de las operaciones, ahora teniendo como principal fuente de ingresos a los mexicanos del cártel de Sinaloa, quienes pagan por los servicios de transporte, seguridad, acopio y envío de cocaína a través de las costas de Manabí y los puertos de Guayas.

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Sin embargo, la hegemonía iba a durar poco. En diciembre de 2020 es asesinado Rasquiña, quedando la organización en manos de José Macías Villamar, alias Fito, y Junior Roldán, alias JR. Una muerte que desataría de ahí en adelante la peor guerra entre grupos delictivos registrada en Ecuador y de la que ya hemos hablado bastante.

Y mientras tanto, las cifras de muertes violentas aumentan significativamente en todo el país. Manta registra al menos 140 homicidios de enero a julio de 2023, y claro, entre las víctimas como ya ocurre a escala nacional, hay policías, jueces, fiscales, políticos y decenas de inocentes que estaban en el lugar incorrecto.

El asesinato del alcalde deja más preguntas que respuestas

Desde Manta, esta es una muerte que asombra y preocupa. Aunque como ya lo dijimos, el alcalde asesinado había denunciado tener amenazas, su discurso y acciones no estaban siendo frontales o dirigidas a los grupos delictivos específicamente.

El único registro que existe sobre posibles vínculos con narcos lo dio el actual candidato a la Presidencia de la República y exasambleísta Fernando Villavicencio que presentó el año anterior ante la Fiscalía General del Estado una lista de candidatos con supuestos vínculos con el narcotráfico, y entre ellos, acusó a Intriago de tener conexiones con Leandro Norero, ahora fallecido.

Una empresa contratista relacionada a Norero realizó obras públicas en Manta durante la primera administración de Intriago sin recibir dinero por adelantado de la Alcaldía, lo que hizo suponer un delito de lavado de activos, algo que Intriago siempre negó, aunque no desconoció que existió el contrato.

¿Sabías que?
Agustín Intriago ya había esquivado la muerte en 2020 cuando en diciembre de ese año fue ingresado por Covid-19 en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Luis Vernaza de Guayaquil. Varias semanas después se recuperó y retomó su trabajo como alcalde.

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Por otra parte, Intriago se enfrentó este año a una serie de asesinatos de agentes de tránsito en Manta, los cuales, según se sospechaba, habrían sido relacionados con robos de dinero a narcotraficantes.

Ante esta situación, el alcalde dispuso una investigación interna en la Agencia de Tránsito de Manta con el objetivo de esclarecer los hechos y garantizar la idoneidad de los agentes que prestaban servicio.

Intriago expresó la importancia de sanear la entidad desde adentro, implementando cambios institucionales y realizando pruebas de polígrafo para asegurar la integridad y la capacidad de los agentes de tránsito que trabajaron en Manta.

Las preguntas seguirán hasta que se esclarezca el caso. Mientras, la ciudad enfrenta el luto que la violencia criminal sigue dejando en un país que no aguanta más la poca acción de la fuerza pública y sus autoridades.

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