Desde quemaduras hasta amputaciones o la muerte: los riesgos de la pirotecnia por Fin de Año

En menos de 15 días, dos personas han fallecido a causa de la pirotecnia en Ecuador. Uno de los casos ocurrió en la Isla Trinitaria en el sur de Guayaquil. Didier, de 17 años, manipulaba una tumbacasas con un amigo, cuando explotó.

La fuerza del artefacto le destrozó los pulmones, le hizo un orificio en el pecho y quemaduras en el rostro. Fue trasladado hasta un hospital donde falleció al día siguiente. Su amigo perdió una mano y estaba internado en otro centro médico.

Según reportes, los menores intentaron encender la tumbacasas pero se apagó. Al intentar prender la mecha de nuevo, explotó. El estruendo fue fuerte y se escuchó al menos tres cuadras a la redonda.

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No fue el único caso. En plena celebración de Navidad en Ambato, una mujer falleció luego de que le explotara un volador en el rostro. Ocurrió durante una peregrinación y el objeto salió disparado hacia el público e impactó en la cara de la mujer que iba con su pareja.

El artefacto artesanal es conocido como volar porque tiene una caña y se impulsa al aire, pero suele tener más cantidad de pólvora que una camareta, según el teniente Álex Paredes, técnico antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR).

El uniformado detalló a Ecuavisa.com los riesgos por el uso de la pirotecnia. Explicó que existen dos tipos: la industrial y la artesanal. La primera, como fuegos artificiales, luces, volcanes, fosforitos, cuenta con estándares internacionales. Mientras que la artesanal se elabora de forma rudimentaria, en sitios no apropiados como casas de caña, y sin medir las cantidades de pólvora ni el tipo de mecha que se coloca.

Esto, dijo, vuelve a la pirotecnia artesanal como camaretas, tumbacasas y voladores, en un riesgo latente. Paredes explicó que el nivel de daños de estos artefactos depende de la cantidad de pólvora.

Puede ir desde quemaduras de primer, segundo o tercer grado, hasta amputaciones de extremidades superiores, pérdida de la visión, audición o hasta la muerte. "El daño es proporcional a la cantidad de pólvora. Por ejemplo, las tumbacasas y voladores contienen más pólvora que una camareta. Aquí se fabrican sin control en un clima como Guayaquil, lo que hace más propenso a accidentes", expresó.

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El oficial puntualizó que los componentes de la pólvora son volátiles, pueden activarse por impulsos térmicos como la fricción, choque, altas temperaturas. Indicó que en diciembre suelen presentarse emergencias como explosiones e incendios en inmuebles donde se fabrica o almacenan camaretas.

Sobre la pirotecnia industrial, agregó que también pueden causar daño en las personas por una mala manipulación. "Cada artefacto tiene sus componentes, pólvora y otros elementos, depende de la cantidad y la exposición", indicó.

Cuando ocurre una emergencia, el GIR es llamado para la investigación post explosión. Es decir, para analizar qué ocurrió, qué artefacto detonó y si aún existen rastros de pólvora u otros objetos que puedan causar otro estallido o riesgo en la comunidad.

Además de las camaretas, tumbacasas y voladores, hay otros artefactos pirotécnicos que pueden causar daños. Los fosforitos por ejemplo, también pueden provocar quemadoras o lesiones en las manos. Claro que depende si se manipula uno o una caja al mismo tiempo, comentó Paredes.

Los diablillos pueden causar intoxicación si son ingeridos. Los volcanes (que es un juego de luces) podrían provocar quemaduras, al igual que las velas (unos tubos que al encenderse expulsan luces de colores), que incluso pueden afectar la vista si se apunta al rostro de otra persona.

Hay otros explosivos industriales que se ofertan en ferias autorizadas que también pueden provocar hasta amputaciones por la mala manipulación de los mismos. Así mismo, existen afectaciones respiratorias por el humo que emanan los artefactos, problemas auditivos por el estruendo o en la visión debido a partículas.

Desde la Policía, el GIR desde hace 20 años activa la campaña Los explosivos no son juegos de niños. Consiste en capacitaciones a menores de edad precisamente de los peligros de la pirotecnia.

Los agentes hacen demostraciones del daño que causa un explosivo. Una de las pruebas es colocar una camareta dentro de una sandía para mostrar cómo estalla. Así mismo, incendios controlados para evidenciar lo peligroso de la pólvora. En este 2025, a nivel nacional, la campaña iba enfocada a la capacitación de 50 000 estudiantes.

Otras entidades que buscan concientizar, es el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. En redes sociales, han posteado distintos mensajes sobre los daños que causan los explosivos. Advierten que el grupo de mayor riesgo son menores de entre cinco y 14 años de edad.

Los bomberos sostienen que la pirotecnia puede causar daños estructurales en viviendas, incendios forestales. Además de afectar a la fauna urbana como las mascotas.

Entre las recomendaciones de los Bomberos, está justamente evitar recoger explosivos que no detonaron en la calle, no encenderlos en la mano o dentro de otros objetos como tubos, botellas, etc.

Se recomienda no guardar pirotecnia en bolsillos ni manipular el contenido. En caso de encontrar camaretas u otros objetos tirados, se deben mojar por al menos cinco minutos.

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