11 nov 2025 , 06:00

La consulta popular y referéndum 2025 definirá si Ecuador logra acuerdos o profundiza la división política

Las cuatro preguntas reabren el debate sobre si la consulta popular permite la deliberación democrática o es un instrumento de poder presidencial.

Ecuador se prepara para ir nuevamente a las urnas el próximo 16 de noviembre de 2025, cuando los ciudadanos participarán en una consulta popular y referéndum convocados por el presidente Daniel Noboa.

El proceso abordará cuatro temas; tres mediante referéndum: la reducción del número de asambleístas, la eliminación del financiamiento estatal a los partidos políticos y la instalación de bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano, y una pregunta de consulta popular sobre la conformación de una Asamblea Constituyente.

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La convocatoria revive un mecanismo que, desde el retorno a la democracia, ha sido utilizado tanto como herramienta jurídica como instrumento político.

Desde 2008, los gobiernos de Rafael Correa, Lenín Moreno, Guillermo Lasso y Daniel Noboa han recurrido a este recurso para impulsar reformas, medir respaldo ciudadano o legitimar agendas políticas.

Un repaso reciente de las urnas

El 4 de febrero de 2018, durante la administración de Lenín Moreno, se realizó una consulta con siete preguntas. El Sí triunfó en todas y marcó la ruptura con el correísmo al eliminar la reelección indefinida y reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs).

Cinco años después, el 5 de febrero de 2023, el entonces presidente Guillermo Lasso impulsó una consulta con ocho preguntas sobre seguridad, reformas institucionales y medio ambiente. En esa ocasión, el No se impuso en todas las preguntas, evidenciando un distanciamiento del electorado con su gestión y debilitándolo políticamente.

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Noboa realizó su primera consulta popular en 2024, con 11 preguntas centradas en seguridad, justicia y empleo. El Sí ganó en nueve de ellas, especialmente en temas de extradición, control militar en cárceles y endurecimiento de penas. Sin embargo, el No prevaleció en los temas de contrato por horas y arbitraje internacional.

¿Sabías que?
Desde 1830, Ecuador ha tenido al menos 20 Constituciones y siete Asambleas Constituyentes.

La consulta de 2025: seguridad, política y legitimidad

De cara a la nueva consulta de noviembre, los analistas coinciden en que el proceso podría definir el rumbo político del gobierno.

Para Cristian Carpio, docente universitario y analista político, estos procesos son espacios donde pueden generarse consensos o profundizar la polarización.

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“En Ecuador, las consultas populares terminan siendo un medidor de aprobación del presidente. Si el Gobierno pierde, queda debilitado; si gana, fortalece su legitimidad y su capacidad para avanzar su agenda política”, explica Carpio.

El especialista advierte que el contexto actual muestra una creciente radicalización: por un lado, los sectores sociales y políticos de izquierda que respaldaron recientes movilizaciones; y, por otro, quienes apoyan la agenda gubernamental. “Esa división está marcando el tono de la campaña y podría ampliarse dependiendo del resultado”, sostiene.

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Por otro lado, el catedrático y analista electoral Alfredo Espinosa, resalta a la falta de entendimiento sobre lo que se consulta.

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“No hay una comprensión profunda del contenido ni de las implicaciones de cada pregunta. Las campañas se basan en el miedo y la desinformación, y un ciudadano que vota con miedo no vota bien”, señala.

Espinosa también considera que esta consulta, más que un ejercicio de deliberación ciudadana, podría convertirse en una evaluación del gobierno de Noboa. Si el Sí gana, "el Ejecutivo interpretará el resultado como un respaldo a su gestión, pero el desafío será administrar democráticamente esa validación y evitar que se traduzca en autoritarismo o triunfalismo político".

A su criterio, la polarización es un síntoma de “una sociedad con heridas abiertas”, donde el voto muchas veces se emite por el mal menor y no por convicción. “No hay una voz política consolidada que confronte o debata con Noboa, y eso deja el terreno fértil para que el proceso se mueva más por activismo que por reflexión”, advierte.

En ese contexto, la consulta popular del 2025 podría representar una oportunidad para redefinir el rumbo institucional del país con ciertos consensos, o, por el contrario, profundizar las divisiones existentes.

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La capacidad para promover un debate informado y respetuoso por parte del ​​​Gobierno y de las organizaciones políticas de oposición será clave para determinar si el 16 de noviembre los ecuatorianos eligen una vía hacia el consenso o hacia una nueva etapa de polarización, como ocurrió en el gobierno de Correa.

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