Cáncer de ovario: un enemigo silencioso que afecta a miles de mujeres
El cáncer ginecológico más letal avanza de forma silenciosa y suele detectarse en etapas tardías, lo que complica su tratamiento.
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Imagen referencial de un ginecólogo. ( )
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2020 se registraron 322 muertes por cáncer de ovarios en el país, con una tasa de mortalidad de 3,86 por cada 100 000 habitantes, ubicando a Ecuador en el puesto 114 a nivel mundial. Este tipo de tumor representa el 5,1% de los cánceres en mujeres, y su incidencia ha crecido lentamente desde los años 60.
Detectar este cáncer en sus primeras fases es especialmente difícil, ya que sus síntomas suelen ser vagos o inespecíficos. Dolor abdominal, sensación de hinchazón, náuseas, hemorragias vaginales, cambios en el peso y dolor de espalda inexplicable son algunos de los signos que pueden alertar sobre su presencia. La doctora Ana Santaballa, oncóloga del Hospital La Fe de Valencia, advierte que muchas veces los síntomas aparecen cuando el tumor ya está avanzado.
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Causas y diagnóstico
Aunque las causas exactas del cáncer de ovario aún no están del todo claras, se sabe que hasta un 20% de los casos pueden tener origen genético. Mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 o antecedentes familiares de cáncer pueden aumentar el riesgo. Otros factores asociados son el tabaquismo, la obesidad, no haber tenido hijos o haber recibido terapia hormonal en la menopausia. Por el contrario, el uso de anticonceptivos, la lactancia y la maternidad pueden ofrecer cierta protección.
Uno de los mayores desafíos es su diagnóstico precoz. Las revisiones ginecológicas rutinarias, como las ecografías o citologías, no son efectivas para detectar este tipo de cáncer. De hecho, se estima que el 75% de los casos se diagnostican en etapas avanzadas. Esto hace aún más importante prestar atención a los síntomas y antecedentes personales o familiares que puedan indicar un mayor riesgo.
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¿Cuál es el tratamiento?
En cuanto al tratamiento, la cirugía es el primer paso habitual. Si el tumor está en una fase temprana, la operación puede ser suficiente, aunque en muchos casos también se recurre a la quimioterapia. En los últimos años han surgido tratamientos dirigidos más específicos, como los biológicos, que están mostrando resultados prometedores. El carcinoma epitelial representa la mayoría de los casos, mientras que los tumores de células germinales, más raros, suelen aparecer en mujeres jóvenes y responden mejor al tratamiento.
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