17 may 2025 , 16:09

La cruz pectoral del Papa León XIV guarda un mensaje de santidad y memoria agustiniana

El nuevo Pontífice eligió portar una cruz con reliquias de San Agustín, Santa Mónica y otras figuras de la tradición agustiniana, como gesto de fidelidad, reforma y servicio.

   

El día de su elección, el pasado 8 de mayo, el Papa León XIV apareció en la Logia Central de la Basílica de San Pedro con una cruz pectoral cargada de profundo simbolismo. En su interior se conservan cinco reliquias pertenecientes a figuras emblemáticas de la espiritualidad agustiniana: San Agustín, en el centro; Santa Mónica, en la parte superior; Santo Tomás de Villanueva, a la izquierda; el beato Anselmo Polanco, a la derecha; y el venerable Giuseppe Bartolomeo Menochio, en la base. Un verdadero programa de santidad episcopal que resume fidelidad, reforma, servicio y martirio.

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La cruz fue un regalo de la Curia General Agustiniana a Robert Prevost el día de su creación como cardenal, el 30 de septiembre de 2023. El padre Josef Sciberras, postulador general de la orden, fue quien seleccionó personalmente las reliquias, que se encontraban conservadas en la Lipsanoteca de la Postulación. La cruz fue confeccionada por el relicario Antonino Cottone, y Sciberras alentó al entonces cardenal Prevost a llevarla durante el cónclave, como protección espiritual. Al ver que la utilizó en el juramento papal y durante su primera aparición pública, el sacerdote expresó su emoción.

Cruz pectoral.
Cruz pectoral. ( )

Cada reliquia encierra una historia particular: San Agustín, Padre de la Iglesia y guía intelectual de la Orden, representa la búsqueda interior de Dios; Santa Mónica, su madre, simboliza la perseverancia en la fe y la oración. Santo Tomás de Villanueva fue un reformador y modelo de pastor cercano a los pobres, mientras que el beato Anselmo Polanco murió mártir durante la persecución religiosa en España. Finalmente, Menochio destacó por su lealtad al papado en tiempos de agitación política.

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Con esta elección, León XIV no solo rindió homenaje a su historia como agustino, sino que también ofreció una orientación pastoral clara: una Iglesia fiel a sus raíces, valiente ante la adversidad y comprometida con el bien común. Su cruz pectoral no es solo un ornamento litúrgico, sino una declaración de intenciones, una profesión de fe que lo acompaña desde el primer día de su pontificado.

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