02 mar 2025 , 11:54

El consumo de comida chatarra altera la actividad cerebral, revela estudio

Un estudio revela que solo cinco días de consumo excesivo de grasas y azúcares pueden alterar la actividad cerebral, aumentando el riesgo de obesidad y diabetes.

   

Un reciente estudio publicado en Nature Metabolism demostró que ingerir alimentos altos en grasas y azúcares no solo afecta la salud física, sino que también provoca cambios en la actividad cerebral. La investigación encontró que, incluso sin un aumento de peso, la respuesta del cerebro a la alimentación se modifica de manera similar a lo observado en personas con obesidad.

El estudio, liderado por la neurocientífica Stephanie Kullmann de la Universidad de Tübingen en Alemania, analizó los efectos de una dieta alta en calorías en 29 hombres jóvenes y saludables. Durante cinco días, 18 de ellos consumieron tentempiés ricos en grasas y azúcares, como barras de chocolate y papas fritas, con un valor calórico diario de aproximadamente 1 200 calorías adicionales. Los resultados mostraron un incremento en la actividad de las regiones cerebrales asociadas con la recompensa alimentaria, un fenómeno común en personas con obesidad.

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Un descubrimiento inesperado

Kullmann destacó que el hallazgo fue sorprendente, ya que este tipo de respuesta en el cerebro suele estar vinculado con la resistencia a la insulina, una condición que afecta la capacidad del organismo para regular el metabolismo y que está relacionada con la diabetes tipo 2. La investigación sugiere que la rápida adaptación del cerebro a una dieta alta en calorías podría facilitar el desarrollo de enfermedades metabólicas antes de que se produzca un aumento de peso significativo.

Además, una semana después de finalizar el experimento, los participantes que habían consumido la dieta hipercalórica presentaban una menor actividad en áreas cerebrales vinculadas con la memoria y la respuesta a estímulos visuales de comida. Esto indica que la alimentación no solo afecta la manera en que el cerebro responde a los alimentos, sino también funciones cognitivas clave.

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Según los investigadores, estos resultados refuerzan la importancia de una alimentación equilibrada, ya que los cambios en la actividad cerebral pueden ocurrir en pocos días y tener implicaciones a largo plazo. “El cerebro parece adaptarse rápidamente a las modificaciones en la dieta, lo que puede contribuir al desarrollo de la obesidad y otras enfermedades metabólicas”, concluyó Kullmann.

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