En una época donde dormir bien se ha vuelto un privilegio, conocer cómo evoluciona el sueño con los años puede marcar la diferencia entre el agotamiento constante y una vida plena.
- Imagen referencial de mujer de edad mayor descansando en profundo sueño.( )
Dormir bien no es un lujo, es una necesidad biológica. A medida que envejecemos, nuestras necesidades de sueño cambian, así como los factores que interfieren con un buen descanso.
Sin embargo, en una sociedad cada vez más acelerada, dormir lo suficiente y bien se ha convertido en un desafío para millones de adultos.
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¿Cuántas horas se deben dormir según la edad?
La cantidad óptima de sueño varía con los años. La National Sleep Foundation y otros organismos especializados recomiendan las siguientes cantidades diarias:
Adultos jóvenes (18-25 años): 7 a 9 horas
Adultos (26-64 años): 7 a 9 horas
Adultos mayores (65+ años): 7 a 8 horas
Dormir menos de seis horas por noche de forma crónica se asocia con mayores riesgos de enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, ansiedad y obesidad, entre otros problemas.
¿Por qué cuesta tanto dormir bien?
Aunque el cuerpo siga necesitando un mínimo de horas para recuperarse, el sueño en la adultez suele volverse más frágil, y las causas son múltiples:
1. Estrés y ansiedad
Las preocupaciones diarias —trabajo, economía, familia— pueden disparar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, dificultando tanto el inicio como la continuidad del sueño.
2. Tecnología y pantallas
El uso excesivo de celulares, computadoras o televisión antes de dormir altera la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo sueño-vigilia.
3. Desórdenes del sueño
A medida que envejecemos, aumentan las probabilidades de padecer insomnio, apnea del sueño o síndrome de piernas inquietas, que interrumpen el descanso sin que siempre seamos conscientes.
4. Estilo de vida
El consumo de cafeína, alcohol, comidas pesadas o la falta de actividad física también impactan negativamente en la calidad del sueño.
5. Cambios hormonales
En mujeres, la menopausia puede generar alteraciones en la temperatura corporal y en los ciclos hormonales, lo que afecta el sueño. En hombres, los niveles bajos de testosterona también se asocian con insomnio.

Dormir bien es posible: hábitos que ayudan
Aunque dormir pueda parecer cada vez más difícil con la edad, hay prácticas simples que ayudan a mejorar la calidad del descanso:
Un sueño reparador no solo ayuda al cuerpo a recuperarse físicamente, sino que fortalece la memoria, regula las emociones y protege la salud mental. Dormir bien en la adultez es una inversión directa en calidad de vida.
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