Cada vez más guayaquileños se suman a clubes de running, comunidades que combinan la diversión y el deporte

Cuando el sol aún no asoma, una tribu urbana ya se abre paso en el asfalto. Son los runners o corredores de Guayaquil, una comunidad que gana terreno, atrayendo a personas de todas las edades, sin importar su condición física.

Lo que comenzó como un hobbie, hoy es una de las principales actividades deportivas: el sudor y la disciplina marcan el paso.

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Las competencias, que ahora se dan cada fin de semana, son la fiel prueba de la ola de atletas atraídos por los kilómetros. Unos corren bien equipados, solos o acompañados. Otros empujando una silla de ruedas y hasta con una prótesis.

Una pasión que ha llevado a la creación de una gran cantidad de clubes: tantos, que ni los runners conocen con exactitud cuántos hay en la ciudad. Uno de los más antiguos es Tótem, fundado en 2014 por Óscar Roldán.

Está conformado por 300 corredores de distintos sectores. Su jornada comienza a las 05:00, calientan, estiran y una vez listos, la marcha arranca.

Pero estos clubes no solo entrenan, también se divierten, porque si creyeron que los atletas guayacos no farrean, están equivocados.

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Desde este año comenzaron a organizarse los Coffee Party o Social Run Party, una tendencia que primero los reúne a correr unos cuantos kilómetros y al finalizar, van por un café, ambientado con un DJ.

El más reciente fue en Vía a la Costa y participaron 45 personas. En esta zona de la ciudad también entrena el club We Run, conformado por 200 atletas. Ellos coinciden que este tipo de eventos son por integración y les permite conocer personas con su misma visión de vida.

Una comunidad que combina deporte, música y diversión, porque ellos redefinen el modo en que los guayaquileños habitan su ciudad, viviendo, o más bien corriendo, un kilómetro a la vez.