23 sep 2025 , 22:14

Cinco presos son señalados como los responsables de la masacre de la cárcel de Machala

Dos venezolanos, dos ecuatorianos y un colombiano enfrentan un proceso penal por este crimen. Aún hay presos prófugos por el amotinamiento.

   

Cinco presos de la cárcel de Machala, que experimentó una masacre que dejó un guía penitenciario y 15 reos asesinados, enfrentan un proceso penal por este múltiple crimen.

Se tratan de dos venezolanos, dos ecuatorianos y un colombiano. De acuerdo al testimonio de otros cuatro reclusos, que solicitaron ser testigos protegidos, los cinco fueron los responsables del evento delictivo al ser vistos con armas de fuego y armas blancas.

Durante el motín, 18 internos lograron huir, de los cuales 13 fueron recapturados y cinco siguen prófugos, según las autoridades policiales.

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La cárcel funciona con un hacinamiento del 183 %, es decir casi el triple de su capacidad. Fue construida para 600 personas, pero permanecen 1700. Su diseño no es el más apropiado.

No tiene pabellones para presos de mínima, mediana y máxima seguridad. Los reos cumplen su sentencia en espacios con divisiones construidas con cemento, pero carecen de puertas blindadas y otras características para evitar que se cometan hechos violentos.

Un video de cámaras de seguridad muestra el pabellón Zaruma, epicentro del motín y territorio controlado por Sao Box, facción de Los Lobos que compite por el dominio del narcotráfico y la minería ilegal en la región.

El blanco del ataque: miembros de Los Lobos, ubicados en una sala de aseguramiento. En una similar adyacente, reos de Los Choneros. Ambos grupos aguardaban traslado por imposibilidad de coexistir con Sao Box, facción dominante en la prisión, según agentes de seguridad penitenciaria que solicitaron la reserva de su identidad.

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Solo dos puertas, con llaves y candados en poder de la banda dominante, dividían las áreas. En su avance, los agresores emplearon granadas, armas de fuego y chalecos antibalas, demostrando una capacidad logística inusual dentro de la prisión.

La fuga fue tan sencilla como alarmante: usando el arco de fútbol del patio como punto de salto, los reos alcanzaron la calle casi sin esfuerzo, según informes policiales.

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