Los chicos de la mafia: la generación perdida | El culto a la Santa Muerte es uno de los rituales que cumplen los menores de edad que ingresan a las bandas delictivas
Es una práctica importada de México que ha ganado terreno en las zonas ocupadas por las mafias.
El culto a la Santa Muerte, una práctica espiritual de origen mexicano, ha ganado terreno en varias partes de América Latina, y en Guayaquil, Ecuador, ha cobrado particular relevancia entre los jóvenes vinculados a bandas delictivas.
Este fenómeno se ha expandido rápidamente en los barrios periféricos de la ciudad, donde la pobreza y la falta de servicios básicos son parte de la cotidianidad.
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Aunque la Santa Muerte, conocida también como la Niña Blanca, tiene sus raíces en la cultura mexicana, en las zonas más empobrecidas de Guayaquil se ha convertido en un símbolo de protección y poder.
A menudo asociada con las mafias, la figura esquelética atrae principalmente a menores de edad que buscan una vía para enfrentar la violencia y el crimen que imperan en su entorno.
Un joven que vive en una de las áreas más conflictivas de Guayaquil relata cómo conoció a la Santa Muerte durante su tiempo en un centro de rehabilitación juvenil. "Conocí a la Santa Muerte en el correccional a los 17 años. Veía que mis amigos realizaban el ritual. En mi pabellón había cuatro altares dedicados a ella. No creía en Dios, sino en la Santa Muerte", comenta.
Este joven, que decidió alejarse del culto después de salir de prisión, asegura que la figura se convirtió en un refugio espiritual en un contexto de extrema violencia.

"Cuando salí, me encontré con un amigo menor de edad, cuya familia también la practicaba. Incluso mi pareja la adoraba", añade.
Los rituales, que incluyen actos de violencia como descuartizar personas o tatuarse una lágrima cerca del ojo, son parte de la iniciación en las bandas, según explica.
La relación entre la Santa Muerte y la criminalidad es un tema complejo. Para muchos jóvenes en zonas marginadas, la figura es vista como un medio para obtener poder y protección en un mundo marcado por el crimen organizado.
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El culto se extiende en los barrios más vulnerables de Guayaquil, donde la policía ha encontrado altares dedicados a la Santa Muerte en las zonas periféricas de 15 de las 24 provincias del país.
A pesar de su vinculación con las bandas criminales, este joven decidió dejar de seguir la Santa Muerte hace dos meses.

"Me alejé de ella, me separé de mi pareja y de mis amigos, pero todos los días debo caminar por las esquinas donde las imágenes de la Santa Muerte están pintadas en los postes de energía, junto a los símbolos de las bandas", señala con preocupación.
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Mientras las autoridades intentan frenar el avance de las mafias, la proliferación de este culto refleja un contexto de desesperanza y la búsqueda de pertenencia de muchos adolescentes que se sienten atrapados por un sistema que no les ofrece alternativas.
El culto a la Santa Muerte continúa siendo un desafío para la seguridad pública y el bienestar de los menores de edad. La lucha por erradicar las condiciones de pobreza, junto con el fortalecimiento de programas de reinserción y apoyo social, es clave para evitar que más jóvenes caigan en las redes del crimen organizado.
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