El asesinato de cuatro hermanos en el noroeste de Guayaquil ocurrió por equivocación, dice la Policía

Un día después de la masacre en el bloque 1 de El Fortín, al noroeste de Guayaquil, el silencio pesa.

La casa permanece cerrada y vacía, en la calle principal casi nadie pasa. Afuera, frente a la vivienda de dos pisos a medio construir donde ocurrió el ataque, siguen en pie los arcos de fútbol y el logo del equipo del que eran hinchas los cuatro hermanos que fueron asesinados frente a su familia.

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"Jugaban pelota, jugábamos entre nosotros, organizábamos la fiesta de Navidad. Todos estamos con ese dolor. Fueron unos chicos que los vimos crecer", lamentaron vecinos.

La Policía confirmó que los sicarios se equivocaron. Aún así, dispararon sin piedad.

"Ninguno de ellos posee antecedentes penales y posiblemente se trate de una equivocación. En un domicilio contiguo de aquí existía un miembro de un posible GDO (grupo delictivo organizado) a quien era la persona que que estaban buscando", dijo un agente a Televistazo.

El ataque ocurrió en horas de madrugada, a las 03:00, del domingo. Cuatro hombres armados bajaron de una camioneta, con prendas similares a las de la Policía, y dispararon en 20 veces contra de tres hermanos de 23, 25 y 26 años quienes estaban con su padre en la sala de su casa.

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El cuarto hermano, de 16, fue sacado de su habitación y lo balearon; murió luego en el hospital. El padre, 46 años, sobrevivió, pero con heridas.

Un niño de 10 años también se salvó. Testigos indican que cuando llegó la Policía, el pequeño y su madre estaban en la esquina de la casa, abrazados, sin entender cómo la violencia les había arrebatado a casi toda su familia.

Por esta masacre aún no hay detenidos.