Quito: los habitantes en situación de calle se incrementaron en un 65,3% en 12 años
El Municipio ha atendido a más de 4 000 personas con servicios integrales. Conozca la historia de Maidivi, la médica cubana que vivió más de una década en un bosque y volvió a su país.
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Personal de la Secretaría de Inclusión del Municipio interviene con un habitante de calle. ( )
Entre 2013 y 2025, la población en situación de calle en Quito creció de 2 780 a 4 360 personas, los cual representa un aumento del 65,3% en 12 años. Ante esa realidad, de enero a julio del 2025, el Municipio capitalino ha atendido a más de 4 000 personas en esa situación mediante servicios integrales con enfoque de derechos humanos.
La Alcaldía ha implementado acciones orientadas a la reinserción social que incluyen apoyo psicosocial, alimentación, talleres formativos, acogimiento, medios de vida y otros factores de protección, articulados con la red de servicios municipales.
Para ayudarles, los equipos municipales realizan abordajes sociales directos, ofreciendo servicios de contención a personas en estado de consumo problemático. Al día siguiente, sin presiones, se consulta si desean vincularse voluntariamente al programa.
Quienes aceptan ingresan al Hogar Comunidad de Calle por tres meses, en donde reciben apoyo psicosocial, alimentación, talleres formativos y el acompañamiento para estabilizar su situación. Luego, pueden continuar en el Hogar de Vida, con permanencia de seis meses a un año, según las necesidades individuales de cada caso.
Para personas que no están bajo efectos de sustancias, existen comedores comunitarios en Calderón, Conocoto y San Bartolo. La población en situación de movilidad humana cuenta con la Casa del Hermano. Allí reciben atención temporal de 15 días antes de vincularse con la red de albergues.
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Una historia que inspira
Una de las personas a las que ayudó el Municipio fue Maidivi, de 52 años, una médica cubana especialista en urgencias, madre de cuatro hijos, quien pasó más de una década en situación de calle, oculta entre árboles, sustancias y recuerdos dolorosos.
Llegó a Ecuador en 2012 como parte de una brigada médica de cooperación internacional con 400 profesionales de la salud. Durante seis años atendió emergencias en el Hospital Eugenio Espejo, en la capital. Cuando la cooperación terminó y sus colegas regresaron. Ella decidió quedarse para seguir ayudando a sus hijos.
Se quedó sin empleo y le tocó vivir en la calle. El bosque de La Legarda, en el norte de la ciudad, se convirtió en su hogar. También comenzó a probar sustancias psicotrópicas. Sobrevivía de lo poco que ganaba cuidando autos en Cotocollao y así costeaba su adicción. "No me importaba comer, ni bañarme. Solo esperaba ganar unos dólares para fumar".
El personal del Patronato San José la encontró entre cuevas, sombras e indiferencia. Le ofrecieron una ducha, atención médica, comida y, sobre todo, humanidad sin prejuicios ni condiciones.
Tras varios intentos y año y medio de acompañamiento, la mujer logró dejar los estupefacientes. Hoy lleva nueve meses limpia y logró su proceso de repatriación a Cuba. "Me siento una mujer fuerte, con ganas de regresar a mi país, a mis hijos, a mi hermana que siempre ha estado pendiente desde España".
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📢 En #Quito, dos de cada 10 habitantes de calle son migrantes.
— Comunidad Quito (@comunidadquito) June 28, 2023
Las autoridades municipales prevén estrategias para mejorar las condiciones de vida de este grupo social.
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