Una dirigencia indígena desfasada comanda este paro nacional incierto

La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), junto a otras fuerzas sociales, realizan su tercer paro nacional en menos de seis años. Sin embargo, su impacto político ha sido menor que las protestas de 2019 y 2022. Expertas consultadas en POLÍTICAMENTE CORRECTO coinciden en que la crisis de liderazgo del movimiento indígena ha debilitado su capacidad de convocatoria.

Paolina Vercoutère, dirigente indígena y actual viceprefecta de Imbabura, reconoció que la comunidad social y el sector indígena están debilitados y divididos en comparación con 2019 y 2022. Sin embargo, afirmó que su provincia aún conserva fuerza movilizadora, siendo uno de los epicentros de las protestas de septiembre y octubre.

Para Vercoutère, la razón de una menor movilización social es una: “Nuestra agenda de lucha sigue vigente, pero existe mucho cuestionamiento sobre las dirigencias que abanderan estas causas. Las nuevas generaciones, los jóvenes indígenas, están retando a las dirigencias y promoviendo nuevas causas de resistencia”, indicó Vercoutère.

Gabriella Guerrero, catedrática universitaria y politóloga, señala que otra diferencia con respecto a 2022 es que el paro actual se centra solo en la derogatoria de la eliminación del subsidio al diésel. “En 2022, la Conaie y las organizaciones sociales tenían una lista amplia de exigencias, como educación intercultural, salud y otras agendas que unían”, explicó.

Guerrero añadió que, además de la debilidad interna de las dirigencias sociales, también hay factores externos que hicieron que la protesta tuviera menor magnitud, entre ellos, una estrategia eficaz del Gobierno.

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“Los incentivos y bonos entregados por el presidente Daniel Noboa redujeron la fuerza del paro... Se evitó que agricultores y transportistas se unieran a la Conaie”.

Grace Jiménez, consultora política y activista, coincidió en que el movimiento indígena, que lidera el paro, hoy está debilitado. Explicó además que la ausencia de transportistas se sintió fuertemente, ya que fueron clave en las movilizaciones de 2019 y 2022, representando a gran parte de la clase media del país. “Esta crisis de dirigencia social permitió al Gobierno imponer su narrativa, polarizando y presentándose como los buenos frente a los malos”, aseguró.

La politóloga Jiménez añadió como tercer punto que, a diferencia de los paros anteriores, esa vez Daniel Noboa mantiene alta aceptación ciudadana y la preocupación de la ciudadanía se centra más en el crimen y la inseguridad, no en el Gobierno.

Las tres panelistas también señalaron que, durante el paro nacional de septiembre y octubre, la violencia se ha intensificado desde ambos lados. Tanto de manifestantes como de las fuerzas del orden, dejando al menos 17 militares heridos, cientos de manifestantes lesionados y la muerte de un comunero y dirigente indígena.

Paolina Vercoutère condenó todo acto de violencia e hizo un llamado al diálogo con el Gobierno para alcanzar acuerdos más allá de la derogatoria del subsidio al diésel. “El diálogo debe empezar por salvar la vida de todos. Pedimos que el Gobierno entregue a los 12 jóvenes manifestantes que fueron detenidos para que regresen a sus casas”, concluyó.

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