El sector petrolero acumula decenas de licitaciones fallidas, mientras el recurso se agota y no hay nuevas exploraciones

Ecuador no es un mercado atractivo para la inversión extranjera y ni siquiera el sector petrolero lo es por excepción.

Ya son decenas de licitaciones fallidas las que acumula la estatal petrolera Petroecuador, mientras el recurso se agota y no hay nuevas exploraciones, peor aún la recuperación de campos maduros.

En el 2023, se extrajeron del subsuelo 173 millones de barriles; 141 millones bajo operación de Petroecuador y 32 millones las empresas privadas.

Lea también: Los funcionarios de sectores estratégicos ganan más que el Presidente de la República

Eso es mucho petróleo y, al venderlo, genera importantes recursos. Son USD 7 526 millones que se van casi por completo, ya que por importaciones de derivados el país gasta USD 6 823 millones. La balanza, aunque es positiva, resulta ser de apenas USD 703 millones.

En el 2023, Petroecuador perforó 96 pozos y las empresas privadas 31; son un total de 127 pozos que no terminan de incidir en una recuperación de los volúmenes de producción que vienen desde hace años en un declive sostenido.

Se necesita entonces de más inversión, y a las 23 empresas privadas que operan en el país no se les puede acusar de no hacer la tarea; 16 de ellas tienen contratos de prestación de servicios y siete, contratos de participación. Este año estaba previsto que inviertan USD 166 millones, pero terminaron invirtiendo USD 260 millones.

Revise además: El Ministerio del Trabajo tiene en la mira a los contratos colectivos de cuatro empresas públicas

Pero ese monto palidece ante las necesidades del sector. Por ejemplo, solo para la construcción de un tren de alta conversión en la refinería de Esmeraldas, negociaciones que según el gobierno están avanzadas, se requieren USD 2 000 millones.

Esa inversión le permitiría al país ahorrar al menos USD 700 millones por año en importación de derivados.

El proyecto no es nuevo, está en carpeta desde hace años. La última licitación se viene arrastrando desde el 2022, sin llegar a término. Entonces, entre las dudas de los inversionistas y una constante falta de voluntad política, el futuro del sector petrolero luce más oscuro que nunca.