10 mar 2025 , 15:32

Carlos III compra una propiedad para proteger la privacidad de la Reina Camila

El monarca británico invirtió 3,5 millones de euros para evitar que una finca cercana a la casa de su esposa se convirtiera en un lugar de eventos, garantizando así su tranquilidad y seguridad.

   

Desde 1995, tras su divorcio de Andrew Parker Bowles, la ahora Reina Camila ha mantenido su propiedad en Ray Mill House, una casa de campo que le ha brindado privacidad y autonomía incluso después de su matrimonio con Carlos III. Esta residencia ha sido su espacio personal, alejado de los protocolos y el escrutinio público, por lo que cualquier alteración en su entorno representaba una amenaza para su tranquilidad.

Sin embargo, en los últimos años, la paz de Camila se vio afectada cuando un promotor inmobiliario adquirió una finca contigua, The Old Mill, y la transformó en un alojamiento turístico disponible en plataformas como Airbnb. Más recientemente, surgió la posibilidad de que esta propiedad fuera vendida y convertida en un lugar de bodas y eventos, lo que habría significado una invasión a la privacidad de la Reina.

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Fotografía de la Reina Camila Parker.
Fotografía de la Reina Camila Parker. ( )

El millonario movimiento de Carlos III

Ante esta situación, el Rey Carlos III tomó cartas en el asunto y adquirió The Old Mill por 3,5 millones de euros, según informó el Daily Mail. Esta decisión no solo evitó que la finca pasara a manos de un tercero con fines comerciales, sino que también disipó la preocupación de Camila, quien se encontraba inquieta ante la posibilidad de perder su refugio de paz.

La operación se concretó en febrero de este año, con el objetivo de garantizar la seguridad y privacidad de la Reina, previniendo cualquier situación que pudiera exponer su vida cotidiana a la intromisión de desconocidos.

Un gesto de amor y estrategia para la monarquía

La compra de The Old Mill es vista no solo como un gesto personal del Rey hacia su esposa, sino también como una estrategia para preservar la imagen de la Familia Real. La operación, además, se llevó a cabo sin recurrir a fondos públicos, lo que evita críticas sobre el uso del dinero del Estado en asuntos privados.

Para la Reina, esta adquisición significa mantener su espacio de tranquilidad sin preocupaciones, pues ahora la propiedad pertenece a su esposo y no a inversionistas con fines comerciales.

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