Ataques israelíes dejan múltiples víctimas y ponen en riesgo el alto el fuego en Gaza

La ya precaria situación del alto el fuego entre Israel y Hamás, vigente desde el pasado 10 de octubre, se deterioró drásticamente este domingo con una serie de ataques aéreos israelíes en la Franja de Gaza. La agencia de Defensa Civil de Gaza, bajo la autoridad de Hamás, confirmó la muerte de al menos 11 personas en todo el territorio, una cifra que otras fuentes hospitalarias elevaron a 15 o más, desatando el temor al colapso total de la tregua.

Según el portavoz de Defensa Civil, Mahmud Basal, seis de las víctimas murieron en un ataque dirigido específicamente a un "grupo de civiles" en el norte de Gaza. Otras víctimas se reportaron en bombardeos a distintos puntos, incluyendo un café en Deir al Balah y campamentos de desplazados en la zona costera. Estos ataques se produjeron después de que Israel acusara a milicianos palestinos de haber roto el acuerdo con un ataque contra sus tropas desplegadas en Rafah, al sur.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron los ataques aéreos, calificando el incidente en Rafah como una "flagrante violación del alto el fuego". En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó "actuar enérgicamente contra objetivos terroristas" en la Franja. La milicia palestina, por su parte, negó las acusaciones y responsabilizó a Israel de la escalada, asegurando estar cumpliendo su parte del acuerdo.

La tensión no se limita a los enfrentamientos. El proceso de intercambio de cuerpos de rehenes israelíes fallecidos por cadáveres de palestinos muertos durante la ofensiva se ha vuelto un punto crítico. Hamás solo ha entregado una docena de los 28 cuerpos de rehenes que se cree que retiene, y argumenta que la extrema devastación en Gaza impide localizar el resto de los cadáveres sin ayuda especializada.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza denunció la recepción de cuerpos palestinos devueltos por Israel que "presentan signos de abuso, palizas, esposas y vendajes", lo que eleva el número total de cuerpos recibidos a 120. Estas denuncias, junto con la dificultad de identificar los restos debido a la destrucción de la infraestructura forense, añade una capa de profundo horror y deshumanización al conflicto.

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La incapacidad de Hamás para devolver los 16 cuerpos de rehenes restantes provocó el enojo de sus familiares en Israel, quienes ya solicitaron al gobierno de Netanyahu que suspenda el alto el fuego hasta que se complete la devolución. Esta presión interna coincide con informes de inteligencia que sugieren que Hamás sí podría tener acceso a localizar más restos, aumentando la desconfianza mutua.

Como consecuencia inmediata del estallido de violencia del domingo, las autoridades israelíes anunciaron la suspensión de la entrada de ayuda humanitaria a la Franja. Aunque horas después se retractaron y permitieron la reanudación del flujo de ayuda, la acción es vista como un recurso de presión que pone en peligro a miles de gazatíes al borde de la hambruna, declarada por la ONU en agosto.

En este contexto de extrema volatilidad, Estados Unidos intensificó sus esfuerzos diplomáticos. Una delegación de alto nivel viajará a Israel para intentar apuntalar el precario acuerdo, que es visto como un proyecto impulsado por la administración de Donald Trump. La jornada del domingo subraya que el alto el fuego, lejos de ser un camino firme hacia la paz, es una tregua frágil que puede colapsar en cualquier momento, poniendo a la población civil palestina en el centro de la renovada violencia.

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