Un cuerpo desmembrado a la semana se registra en Guayaquil, según Criminalística

Los casos de cuerpos desmembrados son cada vez más comunes. Un grado de violencia que inició en las cárceles, pero que hoy también se palpa en las calles.

En lo que va de este año, según la Policía de la Zona 8 que, comprende Guayaquil, Samborondón y Durán, se han encontrado dos cabezas y un cuerpo desmembrado. Mientras que, en 2022, sumaron 11 casos como estos.

Uno reciente ocurrió el pasado 10 de enero, cuando tres piernas humanas que habían sido calcinadas fueron halladas afuera de una escuela de la cooperativa Balerio Estacio, en el Distrito Nueva Prosperina, ubicado al noroeste de Guayaquil.

Para el coronel de Estado Mayor y analista militar, Alberto Molina, se trata de un mensaje entre bandas narcodelictivas, un sello importado por los carteles mexicanos. De hecho, los restos humanos localizados en la unidad educativa tenían junto a ellos una nota amenazante.

Otro factor que se une a estos hechos es el desafío que supone el reconocimiento de estos cadáveres. Desde Criminalística aseguran que cada semana se recibe un cuerpo desmembrado en Guayaquil. Pero, ¿cómo son identificados? Aquí la explicación.

Por más de 20 años Fabiola Robalino ha realizado la pericias de medicina legal, y reconoce que el grado de violencia no ha sido nunca igual como en los últimos dos años. "Para nosotros es complejo ver este nivel de violencia y las cosas que vemos ahora no es lo que se veía antes", señala.

Robalino es responsable técnica zonal del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Guayaquil, dice que desde el mes de diciembre el hallazgo de cuerpos desmembrados se ha vuelto más común, entre las piezas anatómicas que se registran están las "cabezas, extremidades superiores, inferiores, tórax".

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Pero ¿cuál es el proceso para identificar un cuerpo en estas condiciones? El primer paso inicia con la identificación de huellas dactilares (si es que hubiese esa parte del cuerpo). Luego de realizar una identificación visual con las características del rostro; viene el trabajo del equipo de antropología forense, encargados de identificar otras características externas realizando entrevistas a los familiares.

Asimismo, cuando es necesario se toman muestras biológicas de los cadáveres, esto lo realiza el equipo de genética forense, en este caso, el reconocimiento puede tardar entre 45 y 50 días. Pero todo lo anterior se puede realizar siempre y cuanto exista una denuncia de un familiar, de este modo, se puede realizar un cotejamiento.

"Todo depende de que hayan familiares que estén buscando a una persona desaparecida, sin eso solo tuviéramos una ficha antropológica", resalta Robalino. ​​​​​​

Hay otros factores que pueden dificultar los procesos de identificación "algunas de estas piezas llegan en condiciones de putrefacción y carbonización, es decir, quemadura de cuarto grado", señala.

Además, es difícil reconocer otros detalles como la edad de una persona, cuando solo se tiene una extremidad, "hay que pasar por todo el proceso".

"Habrá partes del cuerpo que son más sencillas de identificar como una cabeza (...) será más fácil de identificar si el cadáver es reciente", detalla. De existir todas las condiciones necesarias, la identificación del cuerpo podría tardar de un día para el otro.

El incremento de violencia también ha supuesto un aumento en la carga laboral, Robalino reconoce que es necesario mayor personal para atender los casos, además, enfatiza que, ahora, también reciben ayuda psicológica.

En un mundo ideal, en Guayaquil, deberían ser 15 médicos legistas, pero actualmente son cinco, "ese es más o menos el déficit que tenemos, son dos antropólogos y deberían ser, por lo menos seis, teniendo en cuenta que también trabajamos con casos en Quevedo, Loja, Machala, Manta, lo que debilita el equipo en Guayaquil".

A ello se suma otro factor: la formación de médicos legistas es limitada en el país, "esta rama de la medicina es limitada en el número de profesionales que buscan estudiar esta profesión".

Para el analista militar, Alberto Molina el aumento de estos casos en las ciudades responde a una pugna por controlar ciertos territorios, "es un mensaje, una amenaza, una intimidación (...) En este tema el referente lo tenemos en México, pero aquí las bandas criminales lo han hecho para intimidar con mensajes entre estas bandas", describe.

Lo que coincide con lo que se ve en los casos, por ejemplo, durante el año pasado, en el Bloque 2 de Bastión Popular, en el norte de Guayaquil, dejaron un cuerpo desmembrado y a lado una nota impresa en computadora que hacía alusión a alias ‘Fito’, líder de Los Choneros y a dos integrantes más de esa banda, amenazando a quien los copie.

"Esto para que tengan claro todo aquel que le copie a Fito... se va a atener a las graves consecuencias, ya que no perdonaremos ninguna vida", sin importar de la banda que sea, decía el mensaje al lado del cuerpo.