Las diferentes transformaciones de Rosalía en el camino a LUX

Fuera de los reflectores, Rosalía Vila, deja migajas pixeladas. Ella, más conocida como Rosalía a secas o La Rosalía, como si fuese un fortuito error después de soltar Con altura en 2019, guía a sus fanáticos desde la red social Substack. En un rastro de seis publicaciones, desde el 4 de septiembre de 2025, hizo evidente el inminente regreso de la Motomami. Este 7 de noviembre de 2025.

“Construiré un paraíso en tu nombre, porque todo está por venir”, dice una imagen en la primera publicación de Rosalía en Substack. Como anunciando las buenas nuevas, la artista barcelonesa comienza a lanzar diferentes posteos que parecen no tener conexión hasta que el 13 de octubre subió dos hojas de partitura bajo el nombre de Berghain.

LUX es el nombre de su cuarto álbum. La divinidad parece ser el concepto, como lo indican las publicaciones relacionadas con el brillo o la luz, referencias sobre Dios y Leonard Cohen, quien escribió la canción Hallelujah, y apareció en el concierto de Patti Smith, este 10 de octubre de 2025, por el aniversario 50 del álbum Horses, donde la estadounidense aulló: “Dios murió por los pecados de otros, pero no los míos”; y Berghain es el nombre de la discoteca de tecno de Berlín, Alemania. ¿A dónde va la renovación sonora de Rosalía?

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Antes de ser La Rosalía, la artista catalana era una fanática del flamenco y cantante amateur que probó suerte en el reality show Tu Sí Que Vales, en 2008, cuando tenía 15 años. Ella cantó dos canciones: Como un Mar Eterno de la española Hanna de 2007 y Leave (Get Out) de la estadounidense JoJo de 2004. Aunque fue rechazada, en esa presentación se ve el núcleo sonoro de la Motomami, con el que entregaría su primer álbum en 2017: Los Ángeles.

Nueve años después, Rosalía lanza un disco acompañada en guitarra por Raül Fernández Miró, más conocido como Refree. El músico y productor catalán, que había trabajado con personajes del flamenco como Kiko Veneno, ya había visto a la Motomami cantar en el Mercat de Flors de Barcelona. “Empezamos a quedar en el estudio para seguir escuchando música, para descubrir discos mutuamente. Así nació, sin tocar una nota”, relata Fernández sobre el origen de Los Ángeles, como recopiló el periodista Bruno Galindo para su texto Historia industrial de un éxito global.

Un flamenco sencillo, íntimo, oscuro y más comercial (pop) nació entre Rosalía y Refree. Un rasgueo de guitarra constante acompaña a un aullido: “Quítate de mi presencia / Que me estás martirizando”. Los Ángeles, un disco creado por la artista catalana rechazada nueve años antes, no solo colocó sobre la mesa el nombre de la catalana, el álbum debut la llevo a ser nominada a los premios Grammy Latino en la categoría de Mejor Nuevo Artista. El inicio de un ascenso sin freno.

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De la simpleza de Los Ángeles, Rosalía giró el volante a un barroco tecnológico en El Mal Querer. Un flamenco pop a trap. De un canto limpio al autotune estético que crea un glitch entre palmas y el hit-hat generado por la caja de ritmos. En 2018, la catalana no solo se involucró en el flamenco, sino que lo trasgredió.

Al pensar en El Mal Querer inmediatamente llega al recuerdo la influencia del álbum La Leyenda del Tiempo de Camarón de la Isla, de 1979. El cantante fue blanco de críticas de la comunidad gitana por la convergencia de rock y flamenco, orquestado por el grupo Veneno. De la misma manera, 39 años después, Rosalía fue atacada por no solo intentar cantar el género sin ser gitana, sino por mezclarlo con trap. A pesar de los comentarios, el disco solo abrió una puerta para una tendencia que poco a poco se tomó la escena musical española y latinoamericana.

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Para esto, Rosalía pensó en un producto completo y cohesionado donde se relacionara el sonido, letra, estética y performance. En la escritura, constó de la compañía del rapero C. Tangana, que en esa época era su pareja, y colaboró en ocho de las 11 canciones del disco. Por otro lado, Pablo Díaz-Reixa, nombre real del rapero y productor El Guincho, ayudó a crear la hibridación sonora entre flamenco y trap. Por último, no menos importante, la colaboración del artista visual Filip Ćustić para traer a la vida la visión de la Motomami en artworks para el disco y sus sencillos, donde creó un ambiente etéreo influenciado por el barroco y el renacimiento.

El Mal Querer se volvió en un disco conceptual que llevó a Rosalía al estrellato mundial. No solo ganó seis Grammys Latino entre 2018 y 2019, también uno anglosajón. Además, fue elegida entre los mejores discos del año por la revista especializada Pitchfork, el diario The New York Times, la Radio Pública Nacional o NPR y el portal Noisey/Vice. Rosalía se convirtió en una estrella mundial, en un golpe de palmas.

Cuatro años después, Rosalía transmutó en una flamenca alternativa a una reguetonera industrial, de la luz del renacimiento a la oscuridad del postapocalipsis. En 2022 nace Motomami, proponiendo un sonido que más se apega a otro gusto de la catalana: el género urbano y ritmos latinos.

En las 13 canciones originales, que fueron colocadas en la primera edición del disco, se encuentra una revisión de los géneros que la influencian, hip hop, jazz, reguetón, bachata, dembow y flamenco. “Rosalía coge lo que le interesa de distintos géneros en cada momento y los hace compatibles entre sí, aunque sea a la fuerza”, explica la periodista Jessica Martín para su artículo para RTVE.es, en marzo de 2022.

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Una muestra que explica todo el universo de Motomami, son SAOKO y BIZCOCHITO. Como se lee con solo los nombres, ambas canciones son una respuesta a Saoco de los boricuas Wisin y Daddy Yankee, un reguetón lanzado en 2004. Donde el intérprete dice “La gata está pidiendo que le funda el foco / (Saoco, papi, saoco) (¿qué?, ¿qué?)” y “¿Quién tú ere'? / (Tu bizcochito)”; Rosalía contesta: “Eh, yo soy muy mía, yo me transformo” y “Yo no soy y ni voy a ser tu bizcochito”.

En el oído, el ritmo de fondo tanto de SAOKO y BIZCOCHITO ofrece una mezcla poco usual. La catalana mezcla una batería de jazz acompaña a un beat de dembow con una voz alterada por un autotune casi exagerado y un beat de electrónica rosa como si fuese el ringtone de un teléfono celular del inicio de los dosmiles con dembow. “Me gustan todos los estilos”, le dijo Rosalía al The New York Times en 2022. “Para mí, todo está al mismo nivel”, sobre los ritmos mezclados en Motomami.

Una estrategia de marketing muy específica mantiene en ascuas a los fanáticos de Rosalía. LUX es el nombre del cuarto disco de la catalana y en los detalles revelados parece que irá a otras áreas sonoras y estéticas, alejándose de Motomami y El Mal Querer.

Las partituras de Berghain, en referencia a la disco de tecno, han hecho que músicos subieran sus interpretaciones de las notas musicales, intentando descifrar lo que podría ser el nuevo sonido de Rosalía. “Y todo porque nunca te dijeron / que tus costillas son un acordeón/ tus manos pinceles / tu garganta un río”, publica la catalana en su publicación llamada Una escalera hasta Dios en Substack, del 12 de octubre de 2025.

La iluminación o divinidad parece ser el nuevo concepto y esa fina línea entre la música académica y la electrónica (pura matemática) podría ser el sonido de este nuevo proyecto. Las colaboraciones con Björk, Carminho, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz y los coros de la Escolanía de Montserrat y de L'Orfeó Català, indican que todo rondará lo ambiental y clerical.

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“Lo que tengo claro es que soy experimental”, confesó Rosalía a la revista The Fader en 2019. Aunque el nuevo álbum de la catalana no haya salido a la luz, no hay que olvidar que la artista española ha demostrado intención de que cada proyecto se distancia del otro. En este nuevo disco no habrá Catalina, ni Malamente, ni SAOKO; sino que sonará su siguiente transformación. Luz.