Mario Pineida falleció en un ataque armando en Guayaquil el miércoles 17 de diciembre
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Mario Pineida realiza trabajos precompetitivos en un partido con Barcelona SC por la LigaPro( )
El asesinato de Mario Pineida, futbolista del Barcelona SC, es el último de una serie de atentados contra jugadores en Ecuador, país que atraviesa una crisis de violencia sin precedentes causada por bandas del crimen organizado, que también han expandido sus tentáculos hasta las apuestas deportivas.
Desde inicios de 2025 se han registrado al menos cinco asesinatos de futbolistas en Ecuador, pero el de Pineida es el primero de un jugador de la primera división ecuatoriana e integrante de uno de los grandes clubes del país, acostumbrado a ganar títulos nacionales y competir en la Copa Libertadores.
El lateral izquierdo, de 33 años, fue acribillado a plena luz del día y en la vía pública de una concurrida zona de Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador y epicentro de la crisis de violencia que vive el país, situado a la cabeza de Latinoamérica en índice de homicidios, al pasar de 6 alrededor de 50 por cada 100 000 habitantes en siete años.
El Pitbull Pineida inició su carrera profesional en el Independiente del Valle y desde 2016 formaba parte del Barcelona, con el que ganó dos ligas ecuatorianas y llegó dos veces a las semifinales de la Copa Libertadores, mientras en que en 2022 jugó cedido en Fluminense brasileño y en 2024 en El Nacional.
El jugador había llegado incluso a vestir la camiseta de la selección ecuatoriana, con la que jugó partidos de eliminatorias mundialistas y de Copa América.
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En similares circunstancias fue asesinado también, en septiembre pasado, el futbolista Jonathan González, de 30 años, al que sicarios mataron a tiros en una vivienda de la provincia de Esmeraldas, fronteriza con Colombia, cuando militaba en el club 22 de Julio, de la tercera división ecuatoriana.
González también había comenzado su carrera en el Independiente del Valle antes de llegar a la selección ecuatoriana y pasar por una gran diversidad de clubes, entre ellos los mexicanos Leones Negros, León y Dorados de Sinaloa y el paraguayo Olimpia.
Pocos días antes, también en septiembre, fueron asesinados del mismo modo Maicol Valencia y Leandro Yépez, ambos futbolistas del Exapromo Costa, club igualmente de la tercera división de Ecuador, que juega en la ciudad costera de Manta, fuertemente impactada por el crimen organizado también ocurre con Esmeraldas y Guayaquil.
Mientras, en noviembre ocurrió lo mismo con el juvenil del Independiente del Valle Miguel Nazareno en uno de los barrios más convulsos de la ciudad de Guayaquil, donde "lamentablemente fue víctima de la inseguridad que afecta a nuestro país", según señaló el club en el momento que ocurrió el asesinato de su joven promesa.
Por su parte, en octubre, Bryan Angulo, delantero de Liga de Portoviejo, de la tercera división de Ecuador, sobrevivió a un ataque similar perpetrado por sicarios, después de que varios futbolistas de este equipo hubiesen recibido amenazas de muerte previas a un encuentro contra los Búhos, según denunció el propio club.
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Angulo, de 30 años, vistió a anteriormente las camisetas de los mexicanos Cruz Azul y Xolos de Tijuana, así como del brasileño Santos y del boliviano The Strongest, mientras que también llegó a ser parte de la selección nacional de Ecuador en las eliminatorias para el Mundial de 2022.
Tampoco los futbolistas ecuatorianos se han escapado de los secuestros que han proliferado en el país por parte de bandas criminales, como le ocurrió en diciembre de 2024 a Pedro Pablo Perlaza, quien fue secuestrado junto a un amigo en Esmeraldas, ambos rescatados tras un intento tiroteo entre la Policía y los secuestradores, luego de varios días cautivos.
Y en abril de este año un grupo criminal también trató de secuestrar al futbolista del Emelec Jackson Rodríguez al irrumpir en su casa y llevarse a su esposa y a su hijo, quienes lograron ser liberados al día siguiente.
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