Se entiende que cuando Daniel Noboa decidió acoger el pedido de Construye, para que en la consulta se plantee la posibilidad de reformar la Constitución y el Código del Trabajo e introducir los contratos a plazo fijo y el trabajo por horas, esa pregunta debe ser defendida políticamente por el Gobierno.
La razón: de su resultado también depende el éxito que necesita el Presidente para convertirse, a partir del 22 de abril, en el candidato-presidente.
No se puede desconocer que Noboa, más allá de cualquier cálculo electoral, decidió darle a la ciudadanía la opción de romper el nudo gordiano que por varios años ha impedido que el mercado laboral se modernice y dinamice, para que más personas accedan a un empleo formal, con beneficios y garantías, pero sin la rigidez de ahora. Si el sí se impone en esta pregunta, la victoria será del país.
Sin embargo, en este mes que queda por delante, el debate alrededor del empleo puede golpear al Gobierno si es que no desarrolla una estrategia específica para defender esta pregunta. Aquello parece no existir, tomando en cuenta la ligereza con la que el propio presidente Noboa; la jefa de bloque del oficialismo, Valentina Centeno; y, la ministra de Trabajo, Ivonne Núñez, difunden cifras sobre creación de empleo, en un país golpeado por la falta de oportunidades.
Hace menos de un mes, el Mandatario dijo que por efecto de su primera ley urgente, que alienta el trabajo juvenil, ya se han creado 50 mil plazas de trabajo. Luego esa cifra oficial subió a 63 mil, hasta que la ministra Núñez acaba de señalar que son 161 mil las nuevas plazas en lo que va de 2024. Pero según los datos oficiales del mismo ministerio, en enero y febrero, 83 mil personas han salido al desempleo. Según el régimen, es un alto porcentaje porque a inicios de años siempre suben las actas de finiquito.
Este enredo de números puede minar la credibilidad del Régimen porque, más allá de una estrategia propagandística que insista en decir que Noboa ha multiplicado el empleo, lo que cabe es una mayor pedagogía, por parte de las autoridades, para que le oriente al ciudadano cómo votar en esa pregunta, la más difícil de toda la consulta y sobre la cual, la mayoría de grupos políticos de izquierda querrán sacar provecho.
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