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El Instituto de Seguridad Social es uno de los cimientos en los que descansa, en buena medida, la estabilidad económica del país (por los millones de dólares que mueve) y la paz social (por las pensiones jubilares y la atención médica que presta). Por lo tanto, hablar de reformar esta entidad siempre será un asunto delicado.
Tan delicado que, desde el gobierno de Lenín Moreno, lo único que se ha hecho es lanzar propuestas y debates al vacío sin que ninguno de estos se ejecute. El miedo a cambiar al IESS y que ello desencadene una crisis política ha pesado más en la agenda de los tres últimos presidentes, a pesar de que todos son conscientes de que la crisis y el riesgo de la insolvencia está a la vuelta de la esquina.
Es más, hasta la semana anterior, Daniel Noboa ha sido muy cauto al referirse a las dos reformas que necesita el sistema de pensiones jubilares del IESS para no quebrar en pocos años: subir los años de aporte del afiliado para jubilarse o subir el porcentaje de sus aportes mensuales.
El Primer Mandatario ha dicho que ninguna de estas opciones le convence y que lo apropiado es que haya más empleados formales cotizando a la seguridad social. Pero para que esta fórmula dé resultados, Ecuador tendría que crear 300 mil empleos productivos cada año y eso, ni de lejos, ocurre.
El problema quedaría ahí, en la mera visión de un presidente que parecía no muy animado a cambiar al IESS hasta que una nueva idea comenzó a darle vueltas en sus entrevistas radiales: la posibilidad de que toda la estructura hospitalaria de esta entidad pase al Ministerio de Salud Pública (MSP) para que exista un único mega prestador a nivel nacional.
Estas sí son palabras mayores y Noboa insiste en repetirlas en plena campaña de su consulta popular. Visto en proporción, es mucho más sensible que el Gobierno hable de mover todo este esquema de salud que subir pensiones o edad para las jubilaciones.
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Sin embargo, lo está haciendo y detrás de sus declaraciones un cúmulo de dudas y confusiones se despierta.
1.- ¿Noboa, en realidad, cree que es buena idea que un sistema de salud ineficiente, corrupto, sobresaturado y desfinanciado como el que opera el MSP deba absorber a otro sistema de salud ineficiente, corrupto, sobresaturado y, al borde de la quiebra por su pésima administración como el del IESS? ¿No será esta la fórmula perfecta para que la una red y la otra terminen de colapsar y desaparecer?
2.- ¿El Presidente no ha tomado en cuenta que, en el gobierno de Rafael Correa, el solo hecho de haber encargado al IESS la opción de atender a la esposa y los hijos de los afiliados sin una prestación económica adicional, desfinanció gravemente su sistema de salud, como para pensar que con la plata de los afiliados el MSP saldrá a flote?
3.- ¿Noboa quiere cubrir con plata del IESS el sistema de Salud Pública?
4.- ¿Por qué el Mandatario insiste en que solo debe haber un único prestador de salud si de sobra se sabe que un afiliado al IESS o un jubilado jamás se atiende en un hospital del Ministerio? ¿Está mal informado, acaso?
Es interesante que el Presidente insista en que el IESS tenga una reingeniería financiera; y, que desde el punto de vista administrativo se la piense con criterios de inversión y sentido de ganancia. Pero de allí a plantear un cambio que es muy riesgoso en temas de atención de salud puede despertar reacciones políticas y sociales sin precedentes. ¿La constituyente, de darse, será el espacio para ordenar todo este debate sobre la seguridad social que luce patas arriba?
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