Menudo favor el que Construye y Gente Buena le hicieron la mañana de este lunes 13 de noviembre al correísmo. Le dejaron el camino y el discurso expeditos para sellar un acuerdo parlamentario con el PSC y el presidente Daniel Noboa.
Después de ver cómo implosiona el anticorreísmo, se ha legitimado aquella idea de que el país no está para más improvisaciones y que por fuera de las diferencias partidistas, se necesita una conducción política, al menos estable, por no decir seria.
No está para nada claro el tamaño de las divergencias dentro de la bancada que la memoria de Fernando Villavicencio puso en la Asamblea, con una votación inédita e irrepetible para ese sector, como para que no hayan esperado ni a la instalación de la misma. El mensaje que dieron es desalentador, porque replican una y otra vez la gran falla de los sectores anticorreístas: su incapacidad por luchar por un proyecto concreto. Por eso, plazas como Quito, están a merced de personajes que como Jorge Yunda o Pabel Muñoz se imponen con menos del 26% de los votos totales.
¿Eran tan irreconciliables las diferencias entre el ala de María Paula Romo y lo que se definió como el núcleo de Villavicencistas, como para que en memoria de su héroe inmolado no hayan sostenido la fuerza de sus escaños?
¿Con qué enteresa van a denunciar y criticar, en adelante, los vericuetos de la impunidad en los que correístas y PSC meterán a todo el Ecuador si la segunda fuerza política de la Asamblea no pudo sostenerse?
Inevitablemente, Noboa tiene hoy la coartada perfecta para hacer gala de su pragmatismo. Total, para gobernar bien hay que tener resultados y Construye acaba de fracasar.
Recomendadas