Con 13 puntos de ventaja y un fútbol de autor, Independiente del Valle no solo lidera la LigaPro: la ha convertido en una muestra de su hegemonía.
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Júnior Sornoza, jugador de IDV, celebra la victoria de su equipo en el Monumental de Barcelona.
Independiente del Valle ya no pelea por el título de la LigaPro. Lo administra. Su goleada 0-3 sobre Barcelona SC en Guayaquil fue mucho más que un triunfo: fue la confirmación de que el campeonato tiene dueño, aunque falten nueve jornadas por disputar.
Con 67 puntos frente a los 54 del segundo, el conjunto del Valle puede comenzar a grabar su nombre en el trofeo y en las medallas de campeón. En cuestión de cinco fechas, la matemática hará oficial lo que el fútbol ya dictó desde agosto.
La diferencia arrasadora con el resto del torneo no está solo en los números, sino en la forma. IDV representa un proyecto que combina orden, visión y ejecución. Aquí no pesan los nombres, los recuerdos ni las camisetas históricas. Pesa la idea, el trabajo y la coherencia.
Mientras otros clubes siguen improvisando, el equipo de Javier Rabanal se muestra como una maquinaria aceitada, en la que cada jugador entiende su rol dentro de una filosofía clara: posesión, intensidad, presión alta y juego asociativo.
El español Rabanal, en su primer año al frente, no solo impuso un estilo reconocible, sino que logró potenciar a sus figuras. Júnior Sornoza, cerebro y líder, es el motor que da ritmo al medio campo; Claudio Spinelli y Michael Hoyos, implacables, sostienen la eficacia ofensiva; y el joven Patrick Mercado, seguido ya por clubes de la Premier League, representa el relevo generacional que garantiza continuidad al modelo.
No es casualidad que el equipo que también está en las semifinales de la Copa Sudamericana sea el mismo que está arrasando en la LigaPro. Su éxito no se explica por rachas, sino por estructura. Independiente del Valle ha logrado lo que pocos: convertir la constancia en identidad, y esa identidad en dominio.
Mientras Barcelona se hunde en dudas y Liga de Quito o Universidad Católica apenas buscan estabilidad, IDV juega otra liga. Su competencia ya no está en Ecuador, sino en mantenerse a la altura de sus propias ambiciones continentales.
Porque si algo ha dejado claro este 2025, es que Independiente del Valle no solo lidera el campeonato: lo ha conquistado antes de que termine. Todo lo demás —los puntos, los festejos, las medallas— será apenas el trámite de un campeón que lleva meses comportándose como tal.
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