Fluminense dejó fuera al Inter de Milán y Al Hilal tumbó al Manchester City. Dos golpes a la élite europea que reabren el debate Sudamérica vs Europa en el Mundial de Clubes.
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Hércules celebra el gol que marcó para el Fluminense ante el Inter de Milán en el Mundial de Clubes 2025.
Luis Enrique, entrenador del PSG y vigente campeón de la Champions, lo dijo sin rodeos: "los europeos son favoritos en el Mundial de Clubes". Y Alexis Mac Allister, campeón del mundo con Argentina y hoy figura del Liverpool, fue aún más tajante: los sudamericanos, con suerte, pueden competir un par de partidos, pero "a la larga no tienen chances".
Palabras duras, quizás realistas, pero que no resisten el sacudón de lo ocurrido el lunes en Estados Unidos. Porque Fluminense y Al Hilal decidieron ponerle pausa al guion preestablecido.
El equipo brasileño, campeón de la Libertadores 2023, se impuso con jerarquía 0-2 ante el Inter de Milán, nada menos que el actual subcampeón de la Champions League.
Y el Al Hilal saudí, al que también podríamos considerar parte del "sur global" futbolero, o todo lo que no sea Europa, dejó en el camino al Manchester City de Pep Guardiola, el equipo que mejor ha jugado al fútbol en los últimos cinco años.
¿Casualidades? ¿Errores de los europeos? ¿Un mal día? No. Fue fútbol. Ese que, como dijo Jhon Arias —figura del partido y símbolo de la resistencia sudamericana— no siempre responde a la lógica de los millones ni a la del marketing.
El colombiano del Fluminense lo resumió con humildad: “Supimos cuándo correr, cuándo guardar la pelota... tuvimos pocas oportunidades, pero las aprovechamos”. En Sudamérica no sobra nada. Se juega con lo justo, se compite con el alma, se improvisa con talento y se sueña con el corazón.
Claro que los equipos de la UEFA tienen más recursos económicos para reunir lo mejor de Europa, África y América; o dicho de otra manera, tienen el dinero suficiente para incentivar la fuga de talentos de otros continentes y eso los hace favoritos en esta clase de torneos como el Mundial de Clubes.
Pero, también lo advirtió Luis Enrique, “el fútbol es un deporte que no sabe de justicia y permite sorpresas” como las que se llevaron ayer los poderosos Inter de Milán y Manchester City, apartados del Mundial de Clubes a manos del Fluminense y Al Hilal, en su orden.
En el fútbol no hay hegemonías eternas. Pregúntenle al Bernabéu cuando Boca le ganó al Real Madrid la Intercontinental en el año 2000. O a Jürgen Klopp cuando Flamengo le peleó hasta el alargue en 2019 a su Liverpool. O a los millones que hoy celebran en las calles de Río de Janeiro y de Riad.
Hoy Sudamérica tiene dos clubes entre los ocho mejores del Mundial. Y aunque todavía falte mucho camino, ya se hizo historia. Porque cada vez que un equipo del sur vence a un poderoso europeo, no solo gana un partido: se reafirma una identidad.
Esta semana, Fluminense y Al Hilal nos recordaron que en el fútbol aún hay espacio para lo improbable. Que las camisetas se siguen manchando de sudor y no de cifras. Y que la pasión, cuando se juega con el alma, puede desafiar hasta al imperio del dinero.
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