10 sep 2025 , 13:03

Ecuador al Mundial: fortalezas, deudas y un futuro por construir

La Tri firmó la mejor eliminatoria de su historia gracias a una defensa de élite, pero la falta de gol y la dependencia de Enner Valencia son deudas a resolver antes del Mundial 2026.

   

La selección de Ecuador cerró las Eliminatorias Sudamericanas con una marca histórica: 29 puntos en la tabla, segunda posición y apenas cinco goles recibidos en 18 partidos. Un registro que representa la mejor campaña clasificatoria de la Tri, pero que tiene sus matices, porque aunque este equipo ha aprendido a competir con solidez defensiva, del medio hacia adelante no juega al nivel que debería.

Partiendo de un arranque condicionado por la sanción de -3 puntos impuesta por el TAS, el mérito se multiplica. No es casualidad que Ecuador haya alcanzado esta versión tan competitiva: detrás de los números hay una defensa que hoy se codea con la élite europea.

Willian Pacho, campeón de Champions con el PSG; Piero Hincapié, fichaje estelar del Arsenal; Pervis Estupiñán, fichado por el Milan, respaldados por la experiencia de Hernán Galíndez bajo los tres palos, le dan a Sebastián Beccacece un blindaje que pocas selecciones en el mundo pueden presumir.

A ello se suma Moisés Caicedo, campeón del Mundial de Clubes con el Chelsea, dueño absoluto del mediocampo, un futbolista que aporta equilibrio, recuperación y salida limpia, y que se ha consolidado como el corazón de este proyecto tricolor.

Sin embargo, la otra cara de la moneda sigue preocupando: el gol. Ecuador apenas marcó 14 tantos en toda la eliminatoria, y más de un tercio lleva la firma de Enner Valencia.

La “Enner-dependencia” volvió a quedar al desnudo. A sus 34 años, el capitán sigue siendo decisivo —con goles claves ante Perú, Colombia, Venezuela y Argentina—, pero es evidente que no puede ser la única solución ofensiva pensando en 2026 y en el siguiente proceso.

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El dato es elocuente: ocho empates sin goles. Una defensa inexpugnable no alcanza si al otro lado del campo esa solidez no se transforma en victorias.

Beccacece tendrá que encontrar variantes reales arriba: consolidar a Kendry Páez, explotar a Gonzalo Plata, recuperar a Kevin Rodríguez y dar confianza a otros atacantes como Nilson Angulo o Alan Minda, incluso, hacer algo que no quiere: buscar delanteros en la LigaPro.

La lección está clara. Ecuador ya tiene un piso competitivo sólido, un bloque que defiende como pocos en el mundo. Pero para trascender en un Mundial no basta con resistir, hay que atreverse a proponer.

La tarea pendiente es dotar a esta selección de más armas ofensivas, variantes creativas y, sobre todo, menos dependencia de un delantero que dirá adiós tras el Mundial.

La Tri ha demostrado que puede competir de igual a igual con cualquiera. Ahora, el reto es transformarse en un equipo capaz de ganar esos partidos cerrados que hoy todavía se escapan entre empates.

El 2026 es la oportunidad de demostrar que esta generación no solo vino a clasificarse, sino a dar un golpe sobre la mesa en el escenario más grande del fútbol.

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