24 sep 2025 , 13:26

Los amaños avanzan más rápido que las sanciones

Apuestas ilegales, extorsiones y asesinatos de futbolistas reflejan cómo el crimen organizado ha infiltrado al balompié ecuatoriano.

   

El último informe de la Dirección de Integridad y Antipiratería de la LigaPro confirma lo que todos sospechábamos: en Ecuador funciona una estructura organizada de manipulación de resultados y apuestas ilegales.

El documento no deja lugar a dudas: jugadores, dirigentes y supuestos “inversionistas” actúan como engranajes de un mismo mecanismo que ha contaminado este deporte y amenaza con extenderse a toda la pirámide del fútbol nacional.

Lo más indignante es la lentitud con que avanza el sistema disciplinario. El partido entre Gualaceo y Chacaritas, jugado el 19 de marzo, fue tan evidente en sus irregularidades que la sorpresa no está en el contenido del informe, sino en el calendario: el documento recién se entregó el 5 de agosto al Comité Disciplinario, y casi dos meses después seguimos sin conocer qué medidas se adoptarán.

Mientras tanto, los torneos continúan, los clubes implicados juegan como si nada y la credibilidad del campeonato se derrumba.

No es la primera vez que pasa. En 2023, Libertad de Loja fue investigado por amaños y terminó sancionado con la reducción de puntos para el torneo 2024.

El presidente de El Nacional, Marcos Pazos, también dijo públicamente que le ofrecieron perder un partido a cambio de dinero. ¿Qué pasó?

Antes, las denuncias contra Genaro Huacón, un personaje que incluso confesó su rol como intermediario en amaños, quedaron a medio camino. Él fue a la cárcel. ¿Y el resto de implicados?

El problema no es la falta de pruebas, sino la falta de decisiones rápidas y contundentes.

El informe actual es aún más grave porque demuestra que ya no se trata solo de jugadores, sino de inversionistas, gente a la que los propios dirigentes dan cabida en los clubes, y no es solo en la B.

Este miércoles se confirmó que al menos dos jugadores de El Nacional fueron extorsionados para perder partidos de la Serie A. Y en apenas nueve días, tres futbolistas que competían en categorías inferiores fueron asesinados en hechos vinculados a apuestas ilegales: Maicol Valencia y Leandro Yépez en Manta, y Jonathan González en Esmeraldas.

La corrupción dejó de ser un problema deportivo para convertirse en un problema de seguridad y de crimen organizado.

Ante esta realidad, resulta inadmisible que el Comité Disciplinario actúe como si tuviera todo el tiempo del mundo. Si los hechos están probados, ¿qué estamos esperando?

Cada día de demora agrava la crisis y envía un mensaje de impunidad a quienes siguen viendo al fútbol como un negocio criminal.

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