Marcela Aguiñaga y Aquiles Álvarez, cada vez más distanciados de la Revolución Ciudadana
La incapacidad de gestionar las crisis internas ha sumergido al correísmo en un proceso de implosión.
Durante una década, Guayaquil fue bastión del correísmo en elecciones nacionales. Compartía electorado con el partido socialcristiano, la gente votaba Correa para presidente, Nebot para alcalde.
En el 2023, con Correa prófugo, Revolución Ciudadana en Guayaquil hizo mano y mesa. La ecuación se invirtió. Sus candidatos rompieron la hegemonía de la lista 6 y se hicieron con la alcaldía.
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Aquiles Álvarez se llamaba correísta confeso aunque no era parte de la organización. El triunfo se replicó en la Prefectura del Guayas, con Marcela Aguiñaga, una correísta de proceso, exministra, exasambleísta, expresidenta del movimiento.
Eso llevó a pensar a más de uno en que la consolidación de esa organización en una provincia tan poblada podría ser el trampolín necesario para revertir dos derrotas presidenciales, pero amargo fue su desengaño.
No solo perdieron otra vez, sino que sus alfiles en Guayaquil y Guayas se desmarcaron del liderazgo de Rafael Correa y de la organización política como tal.
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Mientras la excandidata presidencial, Luisa González, desconocía su derrota y alistaba un discurso de fraude, tanto Álvarez como Aguiñaga se apuraban en felicitar a Daniel Noboa y no se quedaron en eso.
Cuando Rafael Correa inició la disparatada ofensiva narrativa de la tinta transferible, alcalde y prefecta, se desmarcaron y llegaron a decir que esas son las conductas de los malos perdedores.
No era cualquier cosa porque Álvarez y Aguiñaga eran considerados dos cartas futuras para la Presidencia de la República.
Álvarez dio un nuevo golpe al apoyar la elección de Tatiana Coronel como vicealcaldesa de Guayaquil, en reemplazo de Blanca López, una joven y entusiasta correísta.
Y en esta semana dijo sentirse dolido e irrespetado por la critica que hizo Correa al abogado que lo defienda de sus líos con la justicia y el dolor se debe a que ha manifestado que es "rafaelcorreísta" es distintas ocasiones.
En cambio la prefecta Aguiñaga, quien es amiga del presidente Noboa, no tuvo problema en aparecer junto a él en tarima. En el movimiento esa cercanía generó críticas. Ella respondía que estaba trabajando por la provincia.
El discurso del fraude la arrimó más hacia la puerta de salida. "Yo misma me he calificado como la oveja negra de la Revolución Ciudadana por tener una voz disonante", dijo Aguiñaga en Contacto Directo el pasado 14 de mayo.
Tanto se ha estado alejando del movimiento que, en sus redes, su apoyo a RC5 se está diluyendo entre egos e imposiciones. Dice que el proyecto ya no es lo que era antes.
Fuentes cercanas a la prefecta indican que su salida de la Revolución Ciudadana es solo cuestión de tiempo.
Y con ello, el desbande dentro del correísmo continúa. Hace dos semanas, Pierina Correa anunció su retiro de la política y así la organización se vacía, pierde sus cartas bravas en la provincia que le fue bastión primero nacional, después local.
📌 #CasoLigados | La condición era que convoque a Asamblea Constituyente y eso preocupaba al exconsejero. También le inquietaba que Correa intente imponer sus decisiones en un eventual Gobierno. 📲 https://t.co/ST2qSzoNRy pic.twitter.com/1wSUXhDaZl
— Ecuavisa Noticias (@EcuavisaInforma) May 1, 2025