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¿Te cruje el cuerpo al estirarte? Podría ser normal, o una señal de alerta de tu cuerpo
Crujir no siempre es sinónimo de daño, pero hay un signo que te indica cuándo debes visitar al especialista.
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Crujir al moverte es común y suele ser inofensivo.( )
Te levantas de la cama, te estiras... y crack. O al agacharte suenan tus rodillas. ¿Es normal que el cuerpo cruja como si fuera una puerta oxidada? La respuesta corta: sí, pero con matices.
Ese sonido que escuchas al mover las articulaciones no es raro ni necesariamente alarmante. De hecho, es un fenómeno más común de lo que crees y, en la mayoría de los casos, se debe a algo completamente natural llamado cavitación.
Sin embargo, si el crujido viene acompañado, podría ser una señal de alerta. Te contamos cuándo deberías preocuparte.
¿Qué es la cavitación?
Imagina que tus articulaciones tienen un lubricante interno: el líquido sinovial. Este fluido permite que los huesos se deslicen suavemente unos sobre otros. Al mover una articulación —como estirarte o girar el cuello— se genera una especie de vacío en la cápsula articular que libera burbujas de gas.
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Al colapsar, estas burbujas hacen el clásico sonido de crujido. Eso es la cavitación, y es inofensiva.
También puede deberse a otras causas, como ligamentos o tendones que se deslizan sobre los huesos o entre ellos, o incluso a pequeños cambios en la presión entre capas de tejido como la fascia y la piel.
¿Entonces, cuándo debería preocuparme?
Los chasquidos y crujidos al movernos suelen ser inofensivos, pero hay un síntoma clave que no debes ignorar: el dolor. Si cada vez que cruje una articulación sientes molestia, incomodidad o incluso una sensación de bloqueo al intentar moverla, es momento de consultar a un especialista.
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No es solo un sonido, podría ser un indicio de que algo no está funcionando bien en tu cuerpo. Algunas de las causas más comunes detrás de crujidos dolorosos son:
Además, si te crujes las articulaciones de forma voluntaria y repetitiva, como un hábito, podrías estar debilitándolas con el tiempo. Así lo explica Andrew Bang, quiropráctico de la Cleveland Clinic:
“Demasiada movilidad puede volverse un problema. Si estás constantemente tronándote el cuello, los dedos o cualquier articulación varias veces al día, estás estirando de más los tejidos que rodean la articulación y, con el tiempo, eso puede hacerla más inestable."
En resumen: si los crujidos no duelen, probablemente no tengas de qué preocuparte. Pero si hay dolor, rigidez persistente o necesidad constante de hacerlos sonar, tu cuerpo podría estar pidiendo ayuda. Escúchalo.
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