La fan que grabó el video viral en el concierto de Coldplay habla del momento
Grace Springer asegura que no ganó dinero con el video que provocó la renuncia del CEO de Astronomer tras captar una supuesta infidelidad.
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Video viral ( )
Lo que comenzó como una simple grabación durante un concierto de Coldplay en Boston, Estados Unidos, terminó con la renuncia del CEO de una empresa de inteligencia artificial y una ola de repercusiones personales, ya que Grace Springer, la joven que filmó el momento viral, rompió el silencio en una entrevista con el programa británico This Morning.
“Nunca imaginé que esto sucedería. Si lo hubiera sabido, tal vez lo habría pensado dos veces”, confesó Grace, de 28 años. El video muestra a Andrew Byron, CEO de Astronomer, y a su jefa de recursos humanos Kirstin Cabot, reaccionando con evidente incomodidad al aparecer en una kiss cam durante el show. Las imágenes los mostraban cercanos y posteriormente fueron vistos abrazándose y besándose, según reveló TMZ.
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La grabación se volvió viral y superó los 120 millones de visualizaciones, desatando una tormenta mediática por la aparente infidelidad, ya que ambos ejecutivos están casados, aunque se ha señalado que vivían en domicilios separados.
A pesar del impacto, Springer aseguró que no ganó dinero con la publicación: “No he monetizado el video, no pertenezco al fondo de creadores de TikTok. No he recibido nada”, declaró.
Además de que también lamentó las consecuencias para la esposa de Byron: “Siento mucho lo que esto ha causado a Megan y su familia. Pero había más de 50 mil personas grabando. Si no lo hubiese subido yo, alguien más lo habría hecho”.
Tras el escándalo, Byron renunció a su cargo como CEO de Astronomer, una compañía cuyos servicios son usados por gigantes como Uber, Ford y LinkedIn. La junta directiva aceptó su dimisión señalando que los líderes deben dar el ejemplo.
Mientras tanto, Megan Kerrigan Byron, esposa del ex CEO, eliminó su apellido de casada de redes sociales y luego cerró sus perfiles por completo y se estima que un eventual divorcio podría costarle a Byron hasta 30 millones de libras.
El caso ha desatado un debate global sobre privacidad, redes sociales y los límites del escrutinio público, en tiempos donde un solo video puede cambiar la vida de todos los involucrados.
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