El asiento más seguro, barato y con ventajas ocultas que nadie quiere en el avión

Con el inicio de las vacaciones de Semana Santa, miles de viajeros ya están preparando sus escapadas. Muchos optarán por pagar un recargo por asientos delanteros o junto a las salidas de emergencia, buscando más espacio o mayor seguridad. Sin embargo, hay un asiento que combina ahorro, seguridad y comodidad, aunque pocos lo consideran: la última fila del avión.

Según expertos en viajes y portales especializados como Libro de viajes, estos asientos, frecuentemente rechazados por su cercanía a los baños, esconden múltiples ventajas. De hecho, un estudio de la revista Time, basado en datos de accidentes aéreos durante los últimos 35 años, revela que los asientos más seguros están en la parte trasera del avión, especialmente en el centro de la última fila, donde la tasa de mortalidad es del 32%, inferior a la de las zonas delantera (38%) y central (39%).

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Además de la seguridad, la última fila suele tener menos ocupación, lo que permite mayor tranquilidad y, en algunos casos, más espacio personal. En ciertos vuelos, incluso se habilita la puerta trasera para el desembarque, lo que puede agilizar la salida.

Otra ventaja poco conocida es que, en varias aerolíneas, el servicio de comidas y bebidas se reparte desde ambos extremos del avión, por lo que los pasajeros del fondo pueden ser atendidos antes que los del medio. Y aunque estar cerca del baño puede parecer un inconveniente, para muchos es un alivio contar con acceso rápido sin tener que cruzar todo el pasillo.

En un contexto en el que los asientos con supuestos beneficios cuestan cada vez más, considerar la última fila puede traducirse en ahorro, seguridad y una experiencia más cómoda de lo que parece.