"Este sujeto mandaba a sus compinches a cobrarnos entre USD 20 y USD 30 según las casas" o "si uno no le pagaba, tiraban bala o bomba a las casas para amedrentar" fueron algunos de las denuncias suficientes para que el miércoles 7 de agosto la Policía emprendiera un nuevo operativo en el distrito Nueva Prosperina, noroeste de Guayaquil.
Su objetivo fue localizar a alias Cachete, un peligroso delincuente que mantenía en zozobra a los habitantes de Flor de Bastión en el noroeste de Guayaquil.
100 agentes de diferentes unidades tácticas allanaron más de 20 casas en busca del delincuente y sus cómplices. En Monte Sinaí ubicaron tres casas, una servía como centro de diversión con gallera incluida y las otras dos para mantener a personas secuestradas por esta banda criminal.
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La Policía destruyó una de las viviendas. Unas cuadras más adelante, un grupo delictivo desalojó a decenas de habitantes a punta de pistola y amenazas, en especial a los dueños de un predio que estaba en construcción y que la organización terminó de edificarla y adecuarla para sus actos delictivos, ya que su ubicación es privilegiada.
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