Pasear perros también es una profesión: la historia de Katherin y su manada
Después de la pandemia del COVID-19, la vida de muchos ecuatorianos cambió. Familias se rompieron, se perdieron empleos y la incertidumbre se volvió parte del día a día.
- Cuidadores de perros Quito Norte, Calderon ( )
A partir de esto surgieron nuevas formas de salir adelante, impulsadas por el ingenio, la necesidad y, sobre todo, por el afán de construir su propio camino.
Uno de esos ejemplos es el de Katherin Lazo, una mujer de 27 años que, tras perder su empleo durante la pandemia. En lugar de quedarse de brazos cruzados, convirtió una pasión de toda la vida, el amor por los animales en una forma de ganarse la vida. Así nació su emprendimiento: “Dog Friends” Paseos Caninos.
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Caminando por una vereda de la parroquia Calderón al norte de Quito. Bajo el sol capitalino, llevaba una gorra y collares de perro colgando de su cuello. Lo que llamaba la atención eran sus compañeros de paseo: Perla y Bruno, dos perros que la seguían obedientes y tranquilos. Estos, como muchos otros, forman parte de su día a día y de su misión.

Katherin Lazo conoce a cada perro por su nombre, su carácter y su comportamiento. Cada uno es un mundo distinto, y por eso lo más importante es ganarse su confianza. Antes de integrarlos a una manada, estudia su comportamiento, y nivel de energía. Esto para evitar riñas y mantener una convivencia armónica.
Katherin Lazo cuenta que ha sentido una conexión especial con los perros. Aunque no tiene una vivienda propia para rescatarlos, buscó la forma de ayudarlos. Fue así como, en plena crisis, decidió ofrecer paseos para los perros del barrio. Al principio no fue fácil: tocar puertas y ofertar este servicio era visto con escepticismo. Sin embargo, decidió profesionalizar su trabajo, creando una marca, un logo y una identidad propios.
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“Dog Friends” comenzó con dos perros, hoy tiene más de 48 por día. Su jornada está dividida en dos turnos, de 7 a 11 a.m. y de 3 a 6 p.m., junto a cuatro personas que la apoyan. Cada paseo es una combinación de ejercicio, socialización, cuidado y entrenamiento. No se trata simplemente de “sacar a pasear al perro”, sino de brindar un servicio completo de bienestar canino.

Cada paseo tiene un costo de: 3,50 dólares para perros grandes y 2,50 para los pequeños, por dos horas de actividad que incluyen hidratación, snacks y el retorno a casa. Los paseos lo realizan de lunes a viernes, esto quiere decir que tiene un ingreso de USD 2640 aproximadamente, al mes. Además de cuidar a los animales, con los paseos descargan su energía, contribuyen a su salud física y emocional, y fortalecen su comportamiento.
Con el tiempo, su labor ha ido más allá del paseo. Gracias a una alianza con una clínica veterinaria del sector, ofrece peluquería, chequeos médicos y hospedaje a precios accesibles, con la convicción de que cuidar a los animales no debe ser un lujo. En los paseos también incorpora entrenamiento básico, enseñando desde buenos modales hasta trucos sencillos que refuerzan la obediencia y el vínculo con sus amos.

Katherin Lazo representa a un creciente grupo de personas que han encontrado en el paseo de perros una profesión, necesaria. El trabajo de los paseadores de perros es fundamental para aquellas personas que, debido a su jornada laboral o compromisos personales, no tienen el tiempo suficiente para sacar a sus perros a pasear, ofreciendo a los dueños tranquilidad al saber que sus mascotas están siendo bien cuidadas y atendidas, incluso en su ausencia.
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