13 may 2025 , 21:36

La historia de Walter Andrago, el cabo del Ejército de Ecuador asesinado en Orellana

Walter Andrago Toapanta tenía 34 años y desde niño tenía claro que quería vestir el uniforme militar. Dos meses antes de ser asesinado, pudo terminar la construcción de la casa de su familia.

   

    En el cantón Píllaro de Tungurahua, la estantería que construyó el cabo segundo Walter Andrago Toapanta del Ejército quedó a medio llenar. Era para sus medallas, reconocimientos y fotos de misiones.

    Tenía 34 años, era paracaidista, comando, especialista en recuperación y reconocimiento. Prestó servicios en Ambato, Latacunga y Shushufindi.

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    No hablaba de la carrera militar como un deber sino como una elección. Desde niño tenía claro que quería vestir el uniforme. El viernes pasado, en una operación contra la minería ilegal en Orellana, fue asesinado con 10 compañeros suyos por una guerrilla.

    Su hogar en Tungurahua apenas se estaba estrenando. Junto a su esposa, Tania Moreta, habían terminado la construcción hace dos meses. Era su primer proyecto en familia.

    "Cada detalle de la casa lo hizo él. Cada diseño, cada color que tiene la casa lo hizo él. Ese era nuestro primer sueño. Al verlo realizado un día, no hace mucho tiempo, me dijo 'ya mi vida, aquí está la casa'".

    Con Tania compartieron 11 años, tuvieron dos hijos, una de 5 años y uno de 10 meses. Ella lo recuerda como un padre cariñoso y presente, que jugaba con sus hijos cada vez que regresaba a casa. Volvía cada 30 días y hablaba de su trabajo con sencillez, compartía anécdotas, dejaba entrever el respeto que sentía por sus compañeros.

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    Más que una rutina, era un lazo que lo unía al grupo con el que patrullaba, con el que entrenaba, con el que se jugaba la vida. La última vez que su esposa escuchó su voz fue cinco días antes del ataque. Se alistaba para su nueva misión en la Amazonía.

    "Me dice 'mi amor, yo ya me yo ya me voy a esa misión, yo le escribo más tarde'. Le digo 'ya, mi amor, bueno'. Le digo 'cuidaraste mucho, cualquier cosa me escribe', y de ahí ya no supe más. Viernes 8:15 de la mañana empecé a recibir llamadas de que mi esposo estaba muerto", relató Moreta.

    Hoy, su familia pide que no se lo recuerde solo por cómo murió sino por cómo vivió. Que su historia tenga eco y que su legado inspire a quienes aún caminan con el uniforme puesto.

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