Entre montañas y niebla, la Reserva Río Manduriacu revela sus tesoros naturales
Puentes colgantes, selvas húmedas y especies únicas hacen de la Reserva Río Manduriacu un tesoro natural de Ecuador, donde la conservación y la biodiversidad se entrelazan en cada rincón.
Entre montañas que parecen guardar silencio, se esconde la Reserva Río Manduriacu, un refugio natural de gran biodiversidad en Ecuador.
Ubicada entre el chocó noroccidental de Pichincha y los andes tropicales de Imbabura, esta zona combina bosque de niebla y áreas montañosas donde se conservan numerosas especies endémicas.
El río Manduriacu, que da nombre a la reserva, es un afluente del río Guayllabamba. Sus aguas cristalinas destacan especialmente dentro del área de conservación, que abarca 900 hectáreas de selva protegida.
Revise: La laguna de Ila Kucha refleja el cielo y protege un bosque inundable en Orellana
Llegar al corazón de la reserva implica recorrer senderos y puentes colgantes estrechos durante aproximadamente una hora, un trayecto que fascina por su belleza y contacto directo con la naturaleza.
Especies de floja y fauna se destacan en la reserva
El bosque alberga guayacanes, árboles de madera dura y resistente; pambilas, palmeras típicas de bosques húmedos; y cedros que alcanzan hasta 40 metros de altura en las zonas más altas.
La fundación ecominga, que custodia la reserva, destaca especies únicas como la orquídea platystele, considerada la más pequeña del mundo y visible solo con ojos expertos. Esta diminuta flor, de apenas dos milímetros, es un verdadero tesoro natural que resalta la biodiversidad del país.
Además, hay otras orquídeas más grandes, como las vainillas, protagonistas de uno de los proyectos más importantes de la fundación.
Le puede interesar: Un ecosistema diverso nace con la cascada del Girón, en Azuay
La reserva también es hogar de 66 especies de ranas, algunas más fáciles de observar durante la noche, y otras recién descubiertas, como la rana de cristal de manduriacu y el sapo andino de tandayapa.
Entre los mamíferos, muchos son difíciles de avistar directamente, pero las cámaras trampa han registrado al oso andino, el ocelote —un felino de tamaño medio con pelaje dorado y manchas en forma de roseta que se alimenta de roedores, aves y otros vertebrados principalmente de noche— y el venado de cola blanca.
Con algo de suerte, también se pueden observar monos aulladores entre las copas de los árboles, un espectáculo que conecta la reserva con ecosistemas de la costa y la amazonía.
Aquí no pasan desapercibidas ni las especies más pequeñas, como la oruga perro, cubierta de pelos y espinas que pueden causar dolor intenso e irritación al contacto. También hay mariposas, como la ojo de búho, conocida por sus grandes ocelos en las alas traseras, que funcionan como mecanismo de defensa contra depredadores.
Riqueza natural de Ecuador
Este es un paraíso para la observación de aves que llenan de color los árboles, desde los pequeños colibríes hasta los grandes tucanes, que se asoman a las copas al atardecer.
Le puede interesar: Cóndores, frailejones y hasta un pequeño bosque de polylepis crecen en el área de conservación Salinas de Guaranda
La reserva Río Manduriacu es un ejemplo vivo de la riqueza natural de Ecuador, un lugar donde la biodiversidad y la conservación se encuentran en perfecta armonía.
Recomendadas