En los caminos del bosque protector Venecia, en Napo, confluyen senderos ancestrales y joyas botánicas
En 1992, este espacio de aguas, rocas y selva fue reconocido como bosque protector, un sello que respalda la conservación de este tesoro natural amazónico.
El río Gaidano se abre paso entre paredes rocosas y laderas escarpadas en el Bosque Protector Venecia, que se extiende por 148 hectáreas en Puerto Misahuallí, al sur de Napo.
Su curso encañonado cambia a cada tramo: en partes apenas alcanza 19 centímetros de profundidad y en otras llega hasta los dos metros. Cuatro kilómetros de aguas cristalinas marcan el corazón de este ecosistema.
Desde la comunidad de Santo Urku se toman antiguos senderos trazados hace casi un siglo; una alfombra de hojarasca y tierra húmeda cubre estos caminos entre el zumbido incesante de las cigarras.
LEA: El Parque Nacional Machalilla es un paraíso entre bosques, playas vírgenes y vida marina en Manabí
En el recorrido aparecen chinches camuflados en heliconias rojas y hongos naranjas que, como pequeñas antorchas, destacan en el suelo.
Un corredor natural
A los 20 minutos de caminata, el río Gaidano cambia de rostro: en sus orillas reposan piedras de cuarzo blanco y, más adelante, se despliega un laberinto de paredes rocosas incrustadas con este mineral brillante.
El pasaje se extiende por 700 metros, es un corredor natural donde el agua marca el camino y los peces nachis se deslizan entre rocas modeladas por la erosión.
"El agua en ocasiones da hasta la cintura y, en otras ocasiones, hay que nadar en ciertos lugares. El laberinto tiene hasta un metro de ancho y no todo el riachuelo tiene este tipo de laberinto", contó Jonás Vasco, guardabosque.
Revise: El Corazón: un bosque protector en Chimborazo donde se encuentran lo tropical y lo andino
Hacia el sur, el sendero asciende por una montaña y en el camino aparecen los detalles más pequeños del bosque: un grillo camuflado entre hojas secas, una araña junto a una mariposa multicolor posada en los helechos y una libélula azul que descansa.
Joyas botánicas
En lo alto, pájaros como pacharacas y oropéndolas se refugian entre lianas y arbustos, mientras una bandada de 300 pericos y loras catarnicas se concentra en un saladero, haciendo retumbar sus gritos contra las paredes de piedra.
En este territorio casi intacto crecen 1 500 especies de árboles, entre ellos: tokota rojo, bálsamo, cedro y palma de morete.
Además, se han identificado 700 especies de plantas. El laurel negro destaca como una de las joyas botánicas, con una población de alrededor de 10 000 ejemplares que florecen entre septiembre y noviembre.
LEA: La laguna de Ila Kucha refleja el cielo y protege un bosque inundable en Orellana
Entre la vegetación abundante, los caminos de semillas abren ruta para pecaríes, venados y otros mamíferos que buscan alimento.
Tras cinco horas de caminata, el río revela una pared de barro plomizo. Al mezclarse con agua, sus depósitos forman un ungüento utilizado por los comuneros.
En 1992, este espacio de aguas, rocas y selva fue reconocido como bosque protector, un sello que respalda la conservación de este tesoro natural amazónico.
Recomendadas