Cangrejales en Sauces: el banquete nocturno que une a Guayaquil

No hay otra zona en Guayaquil que reúna tantos cangrejales. De noche, las luces y los letreros llamativos transforman la avenida Isidro Ayora en un destello que ilumina el norte de la ciudad.

Son 45 locales a lo largo de 500 metros y especialmente los fines de semana, reciben a cientos de personas que llegan con un solo objetivo: martillar miles de cangrejos.

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Hay comensales de todas las edades. “Si me ponen a escoger entre nuggets y cangrejo, escojo el cangrejo. Mi mami me enseñó a comer cangrejo”, comentó Danna, una niña de 12 años.

“Los guayacos comemos bien el cangrejo”, indica Jessica Holguín, mamá de la pequeña comensal.

Incluso llega gente de otras provincias solo por este sabor y la oferta es amplia, para todos los bolsillos: combos económicos, promociones de 5 cangrejos por USD 15, seis cangrejos pata grande por USD 30.

Y es que, ¿quién quiere torta de cumpleaños cuando se puede tener un buen arroz con cangrejo? Así lo demostró Andrea Ledesma, que celebró sus 36 años con sus compañeros de oficina.

Pero no se necesita excusa. Lourdes Macías, por ejemplo, salió con sus amigas a disfrutar entre cangrejos y risas.

Entre los locales hay nombres emblemáticos, como El Corvinón, donde siempre hay fila. “Aquí diariamente se preparan unos mil doscientos cangrejos, y cuando vienen más personas unos mil quinientos o dos mil diarios”, comentó Luis Gonzáles, cocinero de El Corvinón.

La mayoría de locales hacen alusión al cangrejo, pero hay un nombre que se repite con frecuencia: Marthita. “Tenemos como 48 años con el cangrejal y es un negocio familiar donde tenemos mucha acogida de la clientela de todos los lugares”, comentó Blanca Vilaña.

No es solo el ritual del cangrejo, sino también el ambiente festivo lo que cautiva. Uno puede encontrarse desde bandas de música en vivo hasta un Ricardo Arjona ya bastante popular en la zona.

En Sauces, el cangrejo no es solo un plato típico, es un ritual que reúne a familias y amigos, una tradición que, entre martillos, promociones y risas, se ha convertido en el verdadero banquete nocturno de la ciudad.