El plan municipal iniciaría en 2026 en Urdesa, Alborada y Guayacanes.
En Guayaquil, más de 300 000 postes sostienen un entramado de cables que, aunque no deberían superar las tres líneas adicionales a la principal, rara vez cumplen con esta normativa.
En diversos puntos de la ciudad es común observar enredados "tallarines" de cables de internet, teléfono y televisión, muchos de ellos en desuso. Estas acumulaciones de cableado no solo deterioran el paisaje urbano, sino que también representan riesgos significativos para la seguridad.
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Las Orquídeas, Mucho Lote y Bastión Popular, en el norte de la ciudad, son puntos críticos. La ciudadela 9 de Octubre, en el sur, también concentra varios "tallarines". En el Suburbio, la situación es igual de preocupante. Asimismo, en calles del centro, como la intersección de Padre Solano con Lorenzo de Garaycoa, las "telarañas" de cables están a alturas que permiten tocarlas desde el suelo, contraviniendo la normativa que exige un mínimo de cinco metros.
Este caos en el cableado urbano también impacta en la seguridad de los ciudadanos, generando cortes de luz y aumentando el riesgo de incendios.
En 2022, durante la administración municipal de Cynthia Viteri, se anunció un plan para soterrar los cables en ciertas zonas regeneradas de la ciudad. Sin embargo, este proyecto no se concretó. Ahora, el alcalde Aquiles Álvarez ha retomado esta iniciativa con la intención de transformar la situación.
"Hemos realizado un estudio para soterrar los llamados 'tallarines' de los postes de Guayaquil. ¿Sabe cuánto cuesta enterrar esos cables y ordenarlo? 333 millones de dólares", declaró el alcalde en un reciente enlace radial.
Este presupuesto, que representa el 38 % del total anual de la ciudad, proyecta la ejecución del plan en un plazo de cinco a ocho años. Las primeras intervenciones se llevarán a cabo en Urdesa, Alborada y Guayacanes, con el proceso inicial previsto para octubre de 2025 y la adjudicación en 2026.
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Gran parte del problema radica en el abandono de los cables por parte de las empresas de telecomunicaciones, que no retiran las líneas en desuso. Para financiar este ambicioso proyecto, el Municipio planea recurrir a organismos multilaterales y generar ingresos cobrando a las empresas por el uso de los ductos soterrados. Aún no se ha especificado si el plan incluirá las líneas eléctricas ni cuánto se cobrará por este servicio.
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