01 may 2025 , 20:45

Recorrido nocturno en Kawana: la selva de Napo que despierta de noche

La excursión comienza al atardecer, cuando un guía certificado reúne a los turistas en Puerto Misahuallí para cruzar el río hacia la reserva.

   

En la reserva Kawana, ubicada en la provincia de Napo, se organiza un recorrido nocturno que lleva a los visitantes a caminar y navegar por la selva amazónica en completa oscuridad. Insectos, ojos brillantes y sonidos que solo emergen al caer el sol acompañan esta experiencia que revela un ecosistema que se activa cuando la mayoría duerme.

La excursión comienza al atardecer, cuando un guía certificado reúne a los turistas en Puerto Misahuallí, una parroquia de Tena, para cruzar el río hacia la reserva. Con linternas en mano, el grupo de 20 personas escucha la primera advertencia: no tocar árboles ni ramas para evitar encuentros inesperados con insectos o serpientes ocultas en la vegetación.

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La caminata se realiza bajo un denso dosel selvático iluminado apenas por focos de luz artificial. Durante tres kilómetros, los visitantes avanzan en fila, atentos a la voz del guía.

En el camino se avistan saltamontes, hormigas arrieras, insectos palo y ranas arborícolas, que aparecen entre hojas y ramas al ser iluminados brevemente.

Tras una hora y media de caminata, el grupo llega a la laguna Kawana. Allí suben a una canoa a remo para recorrer en silencio las aguas de cuatro metros de profundidad. Desde la espesura, aves se elevan al notar la presencia humana, mientras el canto de un búho se escucha desde lo alto. Solo tres linternas se utilizan para no espantar a los animales.

Lo más esperado ocurre en medio del trayecto acuático: dos ojos brillantes emergen en la superficie. Se trata de un caimán negro que observa inmóvil desde las sombras.

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"Me pareció muy agradable. Vimos las estrellas, los árboles... se veía genial", comentó un turista ecuatoriano. Moraya Duncan, visitante de Estados Unidos, resumió su experiencia: "De verdad me encantó. Pude ver tantas ranas y también arañas". En total, el recorrido dura unas tres horas y ofrece una conexión única con la selva amazónica en su estado más puro.

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