15 abr 2020 , 03:36

Reanudan parcialmente operaciones de oleoducto tras daños en Amazonía

Actualmente, transporta 15.000 barriles diarios desde la Amazonía hasta la Costa.

El Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) de Ecuador reanudó parcialmente sus operaciones tras los daños sufridos por un deslizamiento de tierra la semana pasada y transporta 15.000 barriles diarios desde la Amazonía hasta la región costera para exportación.

 

Así lo informó este miércoles 15 de abril de 2020 la empresa en un comunicado que precisa que el crudo fluyó desde la ciudad de Baeza, en la provincia amazónica de Napo, hasta Esmeraldas en el noroeste del país.

 

El petróleo es recibido a través de la conexión existente en la Estación Sardinas, situado en el Valle de Quijos, donde los bloques 10, operado por PlusPetrol y 21, por Petroamazonas, funcionan con normalidad, lo que ha permitido que las operaciones no se paralicen completamente.

 

"Buscamos aportar al país en todo sentido y una muestra de ello es haber logrado implementar esta iniciativa conjunta, para continuar prestando el servicio de transporte de crudo, que ayudará a evitar que los dos bloques petroleros se queden sin producir", manifestó el gerente de Negocios de OCP Ecuador, Guillermo Freire.

 

El responsable indicó que el crudo proveniente de esos bloques petroleros ayudará a que la producción no se detenga por completo en el país, "lo cual es un aporte importante para la economía de Ecuador".

 

El pasado 7 de abril se produjo una fractura de las tuberías del OCP y del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) en las inmediaciones de la cascada San Rafael, entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos, debido a un alud de tierra, lo que provocó la suspensión de las actividades y un derrame en ríos aledaños.

 

OCP espera reanudar sus operaciones con normalidad el 4 de mayo, tras haber tendido una variante de la tubería dañada.

 

Petroecuador informó el martes que espera reparar hasta finales de abril el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE).

 

Las roturas de ambos sistemas de transporte de petróleo provocaron vertidos en los ríos Napo y Coca, fuente principal de agua potable a las comunidades amazónicas ribereñas, que han sufrido afectaciones, lo que llevó al Gobierno a establecer un comité de emergencia que sigue evaluando daños. 

 

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