Alejandro Labaka, posible beato, contó en reportaje de Ecuavisa su trabajo con el pueblo waorani
Monseñor Alejandro Labaka y Sor Inés Arango fueron asesinados en la selva ecuatoriana y ahora fueron reconocidos por el papa León XIV.
- Fotografía de archivo de Alejandro Labaka.( )
El papa León XIV firmó el decreto que inicia el proceso de beatificación del obispo español Alejandro Labaka y la religiosa colombiana Inés Arango quienes murieron en la selva de Ecuador en 1987. En su primer acto para declarar nuevos santos de la Iglesia católica, el Pontífice tomó en cuenta a estos dos mártires bajo una nueva figura incorporada por el papa Francisco como la oferta de vida.
Monseñor Labaka llegó a Ecuador en 1954 y se nacionalizó ecuatoriano para trabajar en la amazonía, desde ahí inició su contacto con los waorani, su relación fue tan cercana que llegó a ser adoptado como hijo de los líderes de ese pueblo. Durante su misión enfrentó a las empresas petroleras que entraron en la región. En un reportaje recuperado del archivo de Ecuavisa, del 22 de julio de 1998, por el aniversario de su asesinato, constan declaraciones del sacerdote.
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"Nosotros solo sabemos amar a este pueblo y buscar con el la vida", Alejandro Labaka.
Monseñor Labaka defendió a los pueblos indígenas del avance de la extracción petrolera
La hermana Arango también compartió con Labaka el amor por los pueblo indígenas y participó de la misión en el oriente ecuatoriano. Ambos eran religiosos capuchinos.
El 27 de julio de 1987 murieron cuando intentaban defender a los pueblos indígenas no contactados del avance de la extracción petrolera. Ellos llegaron en helicóptero a una comunidad Tagaeri, en su trabajo misionero y para evitar enfrentamientos que puedan afectarlos pero fueron asesinados con lanzas por los guerreros de la comunidad.
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Proceso de beatificación a los dos religiosos
El proceso recién empieza, fueron declarados venerables siervos de Dios y el que se los declare beatos requiere una investigación de los hechos, por lo que puede tomar al menos dos años y otro tanto para su santificación.
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