El Laberinto del Dragón: adrenalina, fantasía y vértigo en Baños de Agua Santa, en Tungurahua
Un parque temático natural que mezcla enigmas, vértigo y paisajes mágicos en el corazón de los Andes ecuatorianos.
A solo dos meses de su apertura, El Laberinto del Dragón se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de Baños de Agua Santa, provincia de Tungurahua.
Este parque temático, ubicado en la comunidad de Pondoa, ofrece una experiencia inmersiva entre muros naturales, figuras fantásticas y retos cargados de emoción.
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La atracción principal es un entramado de vegetación de 1 800 metros cuadrados, diseñado durante dos años con muros de eugenias de hasta dos metros de altura.
Los senderos, estrechos e impredecibles, desafían la orientación de los visitantes mientras estos deben resolver acertijos y encontrar cuatro figuras clave: un caballero, un cráneo y, como símbolo central del parque, varios dragones escondidos entre los pasajes.
La ruta culmina en la Torre Central, una estructura de seis metros desde la cual se observa el recorrido completo y se toma la clásica fotografía del logro alcanzado. Pero la travesía no termina allí: encontrar la salida es el reto final.
Además del laberinto, el parque sorprende con un puente tibetano suspendido a 12 metros de altura, ideal para quienes buscan añadir una dosis extra de adrenalina. Cada paso pone a prueba el equilibrio, mientras se contempla el parque desde las alturas.
Al borde de una montaña, el Columpio 360 es la experiencia más extrema del parque. Gira en el aire durante 50 segundos, ofreciendo una vista vertiginosa del paisaje andino. “Intentaba con mi vida aferrarme a los pasamanos”, recuerda Julia Hernández, visitante de Balzar.
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Pero también hay momentos de pausa: 15 estaciones de contemplación permiten observar el valle, el volcán Tungurahua y tomarse fotos en estructuras en forma de corazón. Los botes del estanque central completan la oferta para quienes prefieren una experiencia más relajada.
Al anochecer, El Laberinto del Dragón se transforma. Luces tenues iluminan caminos, figuras y miradores, creando una atmósfera mágica que mezcla niebla, misterio y fantasía.
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